El turismo navideño sube como la espuma. Excursiones en autobús, viajes en familia o escapadas de fin de semana para contemplar gigantescos adornos y miles de luces que dejan al visitante boquiabierto y bonitas fotografías para el recuerdo. Desde que Vigo abriera la veda con una enorme inversión en estos coloridos elementos, casi todas las ciudades de España se han sumado a la carrera, y los pueblos han decidido también no quedarse atrás e intentar captar cuantos más viajeros en esta época del año, en la que algunos de los alcaldes reconocen que prácticamente no recibían a nadie. Eso es lo que ha sucedido en Almanza (León), declarado el pasado año 'Pueblo europeo de la Navidad', que en los últimos seis años ha echado el resto para que la dupla de luces y adornos con su entorno le permita revolucionar su turismo y el de su zona en estas fechas. «Llevamos un tiempo apostando por el visitante familiar y el mayor emblema de esto es el turismo navideño», destaca su alcalde, Javier Santiago Vélez. Así que se han implicado al máximo para sacar partido a estos días. «Nuestras luces son únicas» , cuenta el orgulloso primer edil de esta pequeña localidad, que además este año se ha hermanado con Vigo, la ciudad de la Navidad por excelencia en España. Y es que este municipio de poco más de 500 habitantes no alquila o compra las luminarias a empresas, sino que es «un soldador del pueblo el que se encarga de hacerlas artesanalmente», indica el regidor. Los vecinos también aportan desinteresadamente su trabajo. «Desde septiembre se reúnen todos los sábados y van haciendo manualidades que hemos ido incorporando cada año», cuenta. De esa forma, han creado lo que considera una «estampa de cuento» dentro de su recinto amurallado. Y así, poco a poco, han conseguido que el puente de diciembre sea «casi mejor que la Semana Santa» tanto allí como a «cuarenta kilómetros alrededor», dice, antes de apuntar que restaurantes y alojamientos de su zona también se benefician de su tirón navideño. El año pasado ya recibieron 30.000 turistas entre enero y noviembre, y este 2025 esperan poder llegar a los 50.000 . «Entre el 30 y el 40 por ciento de la gente es de fuera de la provincia de León», relata. Las llegadas proceden de otros territorios de Castilla y León, como Burgos, Valladolid y Palencia, pero también de autonomías vecinas como Cantabria, Asturias y Madrid. La inversión municipal para este periodo es de unos 10.000 euros. «Nosotros como ayuntamiento tenemos pérdidas», comenta, porque solo cobran por las furgonetas de comida preparada que se instalan y los puestos colindantes, pero las cuentas están claras. «El retorno es importantísimo» , dice convencido. Así lo perciben también los cuatro bares y el restaurante del pueblo y, de hecho, el próximo año, por lo que le comentan al alcalde, podrían inaugurarse dos nuevos establecimientos gracias a estas fiestas navideñas que ahora se prolongan « casi durante dos meses». A mayor inversión privada, más población y más servicios, enumera el alcalde, que considera que esa es la misión principal de un consistorio rural. «En los últimos tiempos hemos conseguido que el colegio pase de once alumnos a 61 », explica como uno de los logros recientes. Por el momento, no ha recibido quejas de los vecinos por la mayor afluencia en sus calles durante estos días. La «coexistencia» con este tipo de visitantes es «fácil», defiende. Más allá de que puedan incrementarse esos días las dificultades en aparcamiento o tráfico, se trata de un «turismo limpio», mantiene. Mucho tirón navideño tiene también Puebla de Sanabria (Zamora) . Desde que en 2018 ganaran un concurso de una popular marca de bombones en el que fueron obsequiados con una amplia iluminación, decidieron que era el momento de apostar firmemente por ello. Junto a su arquitectura y entorno, poco a poco, se han ido incorporando más elementos gracias a la inversión municipal -30.000 euros al año-, pero también con la desinteresada labor de los vecinos. «Tenemos todo el conjunto histórico ya iluminado», explica su alcalde, José Fernández Blanco. Nada de llamativos colores en este caso. «Se ha buscado que sea uniforme, de un mismo color blanco o amarillo», subraya y de esa forma este pueblo de casi 1.400 habitantes se transforma «en una auténtica postal» . «Es una sensación de Navidad total» de forma más sobria quizá que en otros lugares, pero que ha conseguido atraer la mirada de centenares de personas, añade. Eso, junto a su encanto habitual, hace que muchos fines de semana desde noviembre sean «impresionantes» por el volumen de gente en las calles, señala el regidor. «Casi al nivel de un 15 de agosto» , apunta sobre una fecha que en la Comunidad suele tener una de las concurrencias más elevadas de turismo por las fiestas patronales de muchos municipios y porque es el único puente del verano. De noviembre a marzo era habitual que no llegasen apenas visitantes a Puebla de Sanabria, destaca Fernández. Incluso había establecimientos hosteleros que decidían bajar la persiana en esos meses, pero de unos años para acá se han «multiplicado» las llegadas. «De unas 100 hemos pasado a 6.000», asegura el alcalde con los datos de la Oficina de Turismo encima de la mesa. Y es que restaurantes y hoteles de esta comarca han llegado a colgar varios días el cartel de completo. «Se ha notado mucho y la gente está encantada», considera. A todo ello se le ha unido la ampliación de las actividades municipales por estas fechas con un mercadillo navideño en el que ya abundan las solicitudes de participación. También las excursiones que pasan por allí camino de Vigo o de la ciudad portuguesa de Braganza. Este año, además, es una Navidad especial, relata Fernández. «Es como un puñetazo en la mesa para decir: 'Estamos aquí y sigue mereciendo la pena venir'», dice después de la «desgracia psicológica» que han supuesto para la zona los incendios forestales de este verano . Sanabria fue uno de los puntos más afectados y ha luchado durante estos meses para sacar a flote un turismo que en verano cayó en picado a consecuencia de los fuegos. Completos están desde hace tiempo y hasta el 18 de enero también todos los alojamientos en La Alberca (Salamanca) -unos 1.000 habitantes- , ganadora también de ese mismo certamen de iluminación en el año 2023. Desde entonces, el turismo navideño ha sido un revulsivo para esta zona, comenta su alcalde, Miguel Ángel Luengo. «Somos un conjunto histórico y vivimos de la imagen y de quienes nos visitan», recuerda. «En esta época del año, el volumen bajaba a niveles mínimos», rememora, antes de asegurar con rotundidad que lo de ahora «es brutal», con un incremento del «mil por cien» . El año que vencieron en el concurso, de mediados de diciembre al 18 de enero, 60.000 personas llenaron las calles de esta localidad ubicada en la Sierra de Francia. En este ejercicio la afluencia no es tal, pero sí muy numerosa -hasta 3.000 personas al día-. «Los fines de semana estamos a tope», destaca. Así que a día de hoy en La Alberca «no hay plazas hoteleras disponibles» en ese periodo. Con unos 25.000 euros de las arcas municipales destinadas a esta partida, los vecinos también se han «implicado mucho», relata. También asociaciones y empresarios se han sumado a la promoción. «El retorno es increíble», manifiesta Luengo, porque, además, «muchos de los turistas repiten». Pero, sobre todo, ha sido un «beneficio enorme para el pueblo», dice. En los últimos dos años han conseguido no perder población. Y eso, en el mundo rural, en el que retener habitantes es el gran «reto».
