Ha llegado la hora
Con los resultados en Extremadura, el PSOE se ha dado de bruces con la realidad. El poco más de un 25% de voto en un territorio históricamente socialista, revela que en el resto de España no hay más de un 18% de ciudadanos que estén dispuestos a apoyar al Partido Socialista.
El electorado se ha ido y, es probable, que por un periodo largo. Aunque Gallardo ha dimitido, asumiendo los malos resultados, nunca un candidato local y en la oposición pierde 14 puntos si no concurren otras circunstancias de carácter nacional.
El máximo responsable de la hecatombe es Pedro Sánchez, que impuso a un candidato lastrado para no asumir la culpabilidad judicial de su hermano y que capitalizó la campaña electoral, a sabiendas de que su imagen resta votos, para que se produjese movilización de Vox y dificultar que el PP tuviese mayoría absoluta.
Sánchez ha hundido todas las federaciones socialistas. La corrupción política, la económica y la ingobernabilidad en que está sumido el país van a seguir siendo castigadas, como ocurrió el pasado domingo.
Pero hay algo más grave aún que el hecho de que el PSOE haya roto su suelo electoral. El resultado de la política de polarización que ha mantenido Sánchez ha tenido como consecuencia la consolidación de Vox a nivel nacional.
Como era previsible, desde la Moncloa han articulado justo el discurso contrario. Sánchez se erige como muro de contención de la extrema derecha, aunque la realidad es que el voto de Vox se ha multiplicado bajo su mandato. El Partido Socialista ha empezado a reaccionar y se multiplican los dirigentes que abiertamente plantean un cambio de liderazgo.
Si no actúan, veremos un encadenamiento de dimisiones en Aragón, Castilla y León y Andalucía, como ha sucedido en Extremadura. Ha llegado la hora de que el PSOE recupere un proyecto de Estado, de respeto a la Constitución y a la separación de poderes, alejado de las cesiones a los independentistas, a cambio de ocupar el poder, y de abandono de la polarización.
Los socialistas extremeños ya están liberados del sometimiento a la calle Ferraz, por eso deben decidir si hacen lo que le interesa a Sánchez, que es colocar a Vox en el centro del tablero político con el único objetivo de deteriorar la imagen del Parido Popular o, por el contrario, aíslan a la extrema derecha haciéndoles por completo irrelevantes parlamentariamente.
Para ello, deberían escuchar a Rodríguez Ibarra, un socialista que no está bajo sospecha de rendirse a la derecha.