Crítica de 'Historia de una maestra': La educación, garante de la libertad ★★★☆☆
Autoría: Josefina Aldecoa. Versión: Aurora Parrilla. Dirección: Raquel Alarcón. Dirección asociada: Laura Ortega. Reparto: Esther Isla, Thomas J. King, Andrés Picazo, María Ramos, Julia Rubio, Víctor Sainz, Ainhoa Santamaría, Fernando Soto, Alfonso Torregrosa, Pablo Vázquez y Manuela Velasco. Teatro Valle-Inclán, Madrid. Hasta el 11 de enero de 2026.
El Centro Dramático Nacional lleva a los escenarios la novela que más popularidad dio a Josefina Aldecoa (1926-2011), escritora y pedagoga que tomó para firmar su obra literaria el apellido de su marido, el también escritor Ignacio Aldecoa, cuando este falleció.
Dando inicio en 1990 a una trilogía que se completaría después con ‘Mujeres de negro’ (1994) y ‘La fuerza del destino’ (1997), ‘Historia de una maestra’ caló hondamente -yo pude dar fe de ello algunos años más tarde- en los círculos universitarios en los que la educación era materia de estudio desde una perspectiva teórica, filosófica, sociológica e histórica.
La obra, ciertamente, recorre la realidad de la enseñanza en España desde principios de los años 20 del pasado siglo hasta el comienzo de la Guerra Civil, etapa en la que una joven maestra -protagonista del libro y trasunto de la propia madre de Josefina Aldecoa- ve cómo sus sueños de transformación y progreso a través de la educación chocan una y otra vez contra el reaccionario entramado social en el que ella debe desenvolverse.
En esta propuesta teatral con versión de Aurora Parrilla y dirección de Raquel Alarcón, que ha contado además con la dirección asociada de Laura Ortega, se advierten algunos de los aciertos y los escollos -muchos de estos últimos, inevitables- que cabe encontrar en otras adaptaciones similares de materiales tan puramente narrativos con multiplicidad de tramas y personajes. Sometidos a un ejercicio necesario de concentración y depuración, y en aras de buscar un ritmo adecuado a la representación escénica -que es muy diferente del ritmo novelesco-, los personajes pierden algunas caras de su poliédrica naturaleza original y, en consecuencia, el argumento también pierde buena parte de su carga analítica y hasta poética. Todo resulta más esquematizado y maniqueo de lo debido en lo que se refiere al contenido de una función, no obstante, primorosamente producida y presentada desde el punto de vista formal, en la que hay un conveniente y sacrificado trabajo coral de todo el elenco y en la que no cabe sino admirar y aplaudir el talento en la composición escénica, el movimiento, la música, la luz y el eficaz uso de los elementos escenográficos.
- Lo mejor: En una producción muy cuidada y vistosa, la historia discurre con agilidad bajo un lenguaje teatral elaborado con gusto y pericia.
- Lo peor: El rico análisis sociológico y pedagógico del original se va diluyendo a medida que la función avanza hacia el consabido maniqueísmo ideológico.