Una ciudadela roja que mira a La Gomera
«Canarias siempre es un buen tema», así me respondía
la jefa de sección, Raquel Bonilla, cuando le propuse hacer este
reportaje… sobre todo si estamos en fechas no estivales, que es cuando
fantaseamos con las islas afortunadas, mientras cruzamos aún con abrigo
las grandes y feroces calles de las ciudades en las que habitamos.
De todas las islas, Tenerife, la mayor, es la que
lidera el ranking de visitas. Por un clima amable y veraniego, por sus playas
que van del color amarillo al negro, por albergar el pico más alto de España,
el Teide, de 3.715 metros sobre el nivel del mar, por sus famosas
fiestas como la del carnaval de Santa Cruz y por qué no decirlo, por sus
hotelazos, sí… si hay algo en esta isla son hoteles de lujo, que
poco a poco han ido ganando clientela que llega de todo el mundo.
Dentro de este abanico para elegir, hay ya un clásico
renovado, The Ritz-Carlton Tenerife, Abama, inaugurado en noviembre de
2005, en la Guía de Isora, al Suroeste de la isla y perteneciente
a la cartera Marriott. En unos terrenos en los que se cultivaban
plataneros con un desnivel de 75 metros, este gran resort fue puesto en
pie bajo la batuta del arquitecto Melvin Villarroel, inspirado en una ciudadela
árabe de tonos terracota.
Hoy en día, The Ritz-Carlton Tenerife, Abama, que
ocupa una extensión de 9,6 hectáreas, en el que trabajan unas 800
personas de 25 nacionalidades, tiene 462 habitaciones y suites,
siete piscinas, ocho restaurantes y bares, un beach club,
un spa, el club para niños y pistas de pádel, tenis y campo de
golf. Aquí hacen falta días para explorar todos los rincones en los que
impera la sensación de tranquilidad y calma. Nada de luchar para
conseguir una hamaca en la piscina, aquí no.
Hace unos meses han inaugurado «The Retreat»,
traducido como «El Refugio», sería como «un resort dentro del resort»,
el lujo de los lujos. Cuatro avenidas en la parte media y baja del
hotel, en las que se encuentran 144 habitaciones y suites con vistas a
los jardines subtropicales y al Océano Atlántico con la isla de La
Gomera de frente. Cada una de estas calles tiene su propio asistente
personal, piscina y servicios de aperitivos y bebidas entre
horas, además de una estación de protección solar y toallas.
En la última de las calles, la que se encuentra pegada al funicular
que desciende a la playa de Abama, se encuentra el Club, aquí los
huéspedes del Retreat conviven en la piscina infinita, desayunan a
la carta con especialidades locales e internacionales y cuatro veces
al día tienen pases de pequeñas representaciones de cocina, como tapas
típicas de la isla, pastelería o cócteles.
Ramón von Schükkmann, director del Hotel The
Ritz-Carlton Tenerife, Abama, proviene de los Países Bajos y ha
vivido en Washington, Miami, Isla Mauricio o Dubái, entre otros, siempre
ocupando cargos de alta responsabilidad en los hoteles de la firma. Cada
día contempla el lobby, desde su despacho, en el que hay un balcón
oculto por una celosía. Disfruta viendo disfrutar a sus clientes.
«En el hotel ocurren muchas cosas todos los días. Desde la
llegada de un equipo de rodaje para una producción de Hollywood,
pasando por la celebración de una boda hindú, a parejas y familias que
vienen a descansar de las grandes ciudades. Para todos hay actividades
y espacio suficiente».
Picnics bajo las estrellas
De todas las experiencias que se ofrecen en el resort hay dos que destacan especialmente: el taller diario para aprender a hacer el mojo rojo y verde típicos de Canarias y la salida para ver las estrellas en la playa acompañados por un astrónomo y un picnic preparado por el restaurante galardonado con dos estrellas Michelin MB (Martín Berasategui).
Y a la pregunta de «¿y qué personalidades que pueda usted nombrar han visitado el hotel?», Ramón von Schükkmann, con una sonrisa, saca de su bolsillo un pequeño folleto al que llama tarjeta-credo y que todos los empleados de The Ritz-Carlton llevan y conocen de memoria.
Servicio, excelencia, confidencialidad… son algunas de las palabras que «rezan» en él, todo bajo un mismo lema: «Somos damas y caballeros al servicio de damas y caballeros».