El conjunto de los Dragones Celestes caía goleado por 4-0 ante Unión Española y se hundía en el fondo de la tabla de posiciones con cero puntos. Por este motivo, el grupo de barristas interrumpió el trámite y bajó hasta el gramado para recriminar a los pupilos de Miguel Ramírez por los malos resultados: en las cinco fechas, acumulan seis derrotas al hilo.
La situación derivó en el repudio generalizado de la afición norteña, ya que el partido se suspendió de manera definitiva, mientras las fuerzas de seguridad sacaban a los delincuentes del recinto.
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