Actualmente, la defensa antidrones de nuestras Fuerzas Armadas se divide entre el Cervus III, del Ejército de Tierra, y el Crow, del Ejército del Aire y del Espacio. Por eso, desde la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, que aglutina las necesidades de ambos Ejércitos y la Armada, se está trabajando en un sistema antidrón común que combine las dos defensas posibles: inhibición por radiofrecuencia (soft-kill) y disparo (hard kill).
Inicialmente, la unidad encargada de operar con sistemas antidrones fue el Regimiento de Guerra Electrónica (REW) 31. Sin embargo, desde octubre 2023 la unidad de referencia para lucha con los UAS es el RAAA 71. El cambio vino dado por la necesidad de adaptase a las nuevas modalidades de drones, algunos de los cuales ya no obedecen a señales de radio.
«Su evolución es muy rápida», admite el coronel Arienza. Los drones se clasifican por su peso, que va parejo a su capacidad de carga. Así, los más livianos, de tipo uno, pesan menos de 15 kilos. Lo más crítico de un ataque de drones es su detección. Vuelan muy bajo y su superficie es mínima, por lo que es difícil que el radar los capte. «Pero, sobre todo, son muy baratos, por lo que pueden ser fácilmente adquiridos y modificados por grupos terroristas o insurgentes», señala el coronel. Antes, los drones funcionaban solo por radiofrecuencia, por lo que el REW-31 podía neutralizarlo controlando su señal. Sin embargo, «ya hay drones que no funcionan por radiofrecuencia, sino que van en autónomo. Es decir, se le carga un mapa que compara con lo que va viendo a través de su cámara, y así se va moviendo. No lo maneja ninguna señal de radio y, por tanto, cualquier intento de inhibición (soft-kill) es inútil. Para derribarlo se necesita un cañón, laser, misil… (hard-kill) como los que posee el RAAA 71, unidad que está focalizada en las amenazas de baja o muy baja cota».
Las misiones del RAAA 71 son, básicamente, instruir y adiestrar los módulos de mando y control, de fuegos y apoyo logísticos orgánicos del Regimiento; aportar los módulos necesarios para la constitución de las Unidades de Defensa Antiaérea que se le encomienden; aportar un Puesto de Mando de Artillería Antiaérea de División y, sobre todo, liderar en coordinación con el Cuartel General del Mando de Artillería Antiaérea las actividades asociadas a los conceptos C-UAS (defensa contra drones), siendo la unidad de referencia para la preparación en el ámbito del Ejército de Tierra, así como el empleo y despliegue de unidades de cañones dotadas con munición AHEAD.
Su sede es el Acuartelamiento Capitán Guiloche, también conocido por Acuartelamiento de Artillería de Fuencarral, en Madrid.
La unidad Cervus III, desarrollada por la empresa tecnológica española TRC y entregada en 2023, incluye un sistema de mando y control que se integra con todos los sensores bajo un único interfaz gráfico (GUI) que permite el manejo de la totalidad de las funcionalidades del sistema.
Integra además dispositivos de captación de radiofrecuencia diseñados y desarrollados por TRC para ampliar el espectro radioeléctrico analizado, y un dispositivo electro-óptico de altas prestaciones desarrollado por E&ME. De esta manera, mediante el uso de los algoritmos de visión artificial, integrados con el sensor de la compañía E&ME, es posible identificar de forma autónoma la presencia de drones y geo-posicionarlos en base a los modelos y algoritmos de inteligencia artificial incluidos en la nueva plataforma y entrenados junto con el REW31.
Adicionalmente, la plataforma permite integrar radares para ampliar el alcance del sistema y mejorar la precisión en el posicionamiento de las amenazas. Se trata de uno de los proyectos más avanzados del mundo en su campo.
En esta nueva versión de la plataforma, desarrollada íntegramente por TRC y gracias a la colaboración de E&ME y del Ejército de Tierra, el sistema detecta e identifica de forma automática las posibles amenazas sin necesidad de que el operador tenga conocimientos de radiofrecuencia, lo que simplifica el manejo del sistema y facilita el despliegue masivo de la solución.
Además, integra capacidades ‘hardkill’ para abatir drones, con la estación remota Guardian 2.0, que ha demostrado su eficacia en distintas pruebas de disparo de munición programable.
Cervus es un sistema que nace de la colaboración del centro tecnológico Gradiant, la empresa TRC y el entonces Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 (actualmente el RAAA 71). El proyecto puede efectuar misiones en estático, instalado sobre el terreno en un base, o en movimiento, en despliegues móviles sobre un vehículo Vamtac ST5 BN3.
En cuanto al sistema Crow, desarrollado por la empresa española Indra, se distingue por su adaptabilidad y flexibilidad, características cruciales en un entorno donde las amenazas aéreas no tripuladas evolucionan constantemente. De hecho, ha demostrado ser capaz de integrarse con 27 sensores y efectores de diferentes fabricantes europeos. Esta capacidad de integración es posible gracias al nuevo estándar de interoperabilidad de la OTAN, C-UAS AEDP-4869, conocido anteriormente como SAPIENT.
El uso del estándar C-UAS AEDP-4869 permite que el sistema de mando y control de Crow se conecte de manera extremadamente sencilla con otras tecnologías, casi como un sistema plug&play. Esto facilita a los ejércitos configurar y desplegar soluciones antidrón rápidamente y sin complicaciones.
Según Juan López Campos, responsable de la solución en Indra, "el sistema de mando y control de Crow ofrece a cada ejército completa libertad para configurar el sistema que mejor responda a sus necesidades". Tanto es así, que el sistema está preparado para operar en combinación con los sistemas de mando y control de otros países aliados y para integrarse en la futura nube de combate.
Indra cuenta con una amplia gama de sistemas de detección, que incluyen radares de última generación; sistemas electroópticos; sistemas de radiofrecuencia; Jammers (sistemas que interfieren señales); aplicaciones reales del sistema Crow y misiones reales y eventos
El sistema Crow ya ha sido utilizado en misiones reales por el Ejército del Aire español, incluyendo operaciones en Mali. Además, otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han empleado este sistema para proteger el espacio aéreo en grandes convenciones y eventos internacionales.
Asimismo, también la Armada lo utiliza. El pasado año se anunciaba que las fragatas de la serie F-80 iban a integrar el sistema antidrón Crow, y, de hecho ya está instalado en la fragata Santa María, la primera de su clase. A este sistema se le ha sumado la estación de armas remota Guardian 2.0 de Escribano, que cuenta con una ametralladora de 12,7 mm para casos en los que sea necesario eliminar físicamente el dron. Esta combinación de tecnología soft kill (interferencia de señales) y hard kill (destrucción física) hace que las fragatas de la serie F-80 estén preparadas para enfrentar amenazas aéreas modernas como los drones.
En este sentido, y dentro del interés del Ministerio de Defensa de encontrar una solución capaz de aglutinar las funcionalidades del Cervus III y el Crow, en junio del pasado año Indra, Escribano y TRC firmaban un acuerdo de colaboración para desarrollar sistemas antidrón (C-UAS) adaptados a las necesidades y requisitos de las Fuerzas Armadas en zona de operaciones. El acuerdo contemplaba la formalización de una UTE entre las compañías Escribano e Indra, con TRC como socio de esta última.
Así, el pasado mes de diciembre el Ministerio de Defensa anunciaba la adjudicación a UTE conformada por las mencionadas compañías un contrato público para la adquisición de 14 sistemas antidrón para zonas de operaciones por 36,5 millones de euros, según figura en el portal de contratación del Estado.
Esta compra ampliará las capacidades de las Fuerzas Armadas españolas para la neutralización de drones, basadas hasta ahora en sistemas de inhibición de señales de radiofrecuencias y de GNSS (Global Navigation Satellite System).
Según el departamento dirigido por Margarita Robles, estos nuevos sistemas, de los cuales siete serán fijos y los restantes serán móviles, fortalecerán la competencia de los contingentes en operaciones para detectar, identificar y neutralizar aeronaves no tripuladas pertenecientes a la Clase I, con guiado mediante el empleo de frecuencias de radio diferentes a las de los drones comerciales o por guiado autónomo y navegación inercial, hostiles o potencialmente hostiles, protegiendo a las unidades desplegadas tanto en sus instalaciones, como cuando estén fuera de las mismas.
El contrato incluiría además tres simuladores en territorio nacional para la formación y adiestramiento de los operadores, y apoyo logístico inicial para la puesta en servicio de los sistemas, con la documentación técnica y las labores de mantenimiento, incluyendo, adicionalmente, el repuesto inicial y el equipo de apoyo.
A la licitación, negociada sin publicidad, tan solo se presentó dicha oferta. "La UTE Indra Sistemas-Escribano Mechanical Enginniering es la única capacitada técnicamente para el desarrollo del proyecto desde el punto de vista técnico y se han negociado mejoras de interés para la Administración", argumentó Defensa en relación con la adjudicación de este contrato.
Con esta alianza, estas tres compañías apostaban por liderar el diseño de sistemas antidrón en España. Las tres compañías ya cuentan con una amplia experiencia en las tecnologías asociadas a estos sistemas para neutralizar drones y disponen de soluciones probadas en operaciones, como el mencionado sistema Crow de Indra para dar cobertura a bases militares y eventos singulares, en servicio en el Ejército del Aire y del Espacio o el proyecto Cervus del Ejército de Tierra, donde Escribano colabora con TRC. Por su parte, Indra y Escribano también colaboran en la actualidad en soluciones antidrón navales.
Indra y Escribano ya están abordado colaboraciones relacionadas con los sistemas antidrón, como el proyecto europeo Jey-CUAS, la propuesta para la iniciativa coincidente BACO que está previsto comenzar en 2025, o la participación en el futuro proyecto europeo E-CUAS que se lanza igualmente en 2025. Además, Indra y Escribano ya formalizaron una UTE para el desarrollo de un sistema de arma láser de energía dirigida para contrarrestar drones (programa DIAL).
Cervus dio en 2022 un paso más con la entrada de la compañía también española Escribano (E&ME) en la fase III del proyecto. El sistema mejoraba su capacidad de seguimiento de objetivos -tracking- y sumaba una nueva, hardkill. Es decir, puede destruir directamente el dron si es necesario. Para ello, TRC, como integrador de todos los equipos, incorporaba a la solución ya existente la estación de armas remota Guardian 2.0 y el sistema electróptico Oteos de Escribano, además del radar S-3D de ART (Advanced Radar Technologies).
Oteos es un Sistema Electro-Óptico de Observación y Tracking, especialmente diseñado para su instalación en puestos fijos o integrado en plataformas y vehículos terrestres o navales. Se trata de una plataforma estabilizada y modular dotada de la última tecnología disponible en el mercado en sensores optrónicos en la banda visible e infrarroja para incrementar su capacidad en términos de alcance de detección, resolución de alta definición para identificación y seguimiento automático de objetivos. Su diseño modular y arquitectura abierta permiten una fácil instalación y mantenimiento y la integración con sensores externos.
En cuanto a la estación Guardian 2.0, seleccionada para el VCR 8x8, permite montar dos tipos de armas, la Dillon Areo Minigun M134D o bien el Mk-19. En el primer caso, se trata de un cañón rotatorio multitubo de 7,62 mm de alta cadencia de tiro (entre 2.000 y 6.000 disparos por minuto), mientras que la segunda es un lanzagranadas MK19 de 40 mm preparado para utilizar munición del tipo Airburst o de fragmentación (ABM 40 mm de Nammo).
Cervus III, por tanto, permite la detección y clasificación, bien sean por análisis de frecuencias, visual o radar, la inhibición y el derribo de cualquier amenaza RPAS.
Paralelamente, el Ministerio de Defensa también ha decidido apoyar un proyecto promovido también por E&ME, como solicitante, e Indra e Instalaza como participantes. Se trata del proyecto DAA-BACO, "un sistema de defensa antiaérea de baja y muy bata cota (hasta dos kilómetros), que combine sensores de detección y seguimiento, sistema de mando y control, múltiples efectores y control de fuego. Todo ello sobre una plataforma de alta movilidad, tipo 6x6, que confiera al sistema la movilidad idónea para el acompañamiento y protección de las Fuerzas en maniobra".
Según se explica en el documento descriptivo presentado, adicionalmente se incluirá el estudio y caracterización de munición de carga sólida de alto impacto expansivo para neutralizar RPG así como un estudio de industrialización y universalización de diseño de SALK (Semi Active Laser Kit / Kit de guiado láser semiactivo) para cohete de 70 mm.
Los sistemas que se integrarán en el proyecto DAA-BACO son los siguientes:
En cuanto a los requisitos técnicos de este proyecto, destacan los siguientes:
El Ministerio de Defensa pondrá para empezar 942.000 euros. El objetivo en una primera fase es el diseño de un demostrador tecnológico -de nivel TRL5- junto con pruebas en un entorno operativo simulado. El proyecto tendrá una duración de tres años, hasta octubre de 2027.