El 22 de marzo de 2023, la Policía Estatal de Michoacán y la Guardia Nacional se enfrentaron a tiros con grupos civiles armados en Zitácuaro, Michoacán. Ese día murieron dos presuntos narcotraficantes y resultaron heridos un elemento de la Guardia Nacional y otro de la policía local.Más tarde, las investigaciones revelarían que estaban a las órdenes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).Pero más allá de eso lo que llamó la atención de las autoridades mexicanas fue que en el pueblito conocido como Puerto Azul encontraron un rifle Barrett Modelo 82A1 calibre .50, un arma capaz de atravesar el fuselaje de aviones, carrocerías de autos y por supuesto cualquier chaleco antibalas disponible en el mercado. Este rifle cuesta unos 12 mil dólares en efectivo en Estados Unidos. Su presencia en Zitácuaro era una anormalidad.CJNG somete a rivales con los rifles BarrettCuando localizaron esta Barrett junto con otras dos armas más, el gobierno de México solicitó la intervención de las autoridades de Estados Unidos para rastrear el rifle a través del programa del gobierno de notificación de recuperación de armas de fuego llamado eTrace.Así llegaron hasta un local en Crestview, a unas dos horas de Tallahassee, la capital de Florida, y descubrieron que el arma había sido comprada en noviembre del 2022 por un hombre llamado Jesús Hernández, quien ya había adquirido otros tres Barrett.Documentos en las cortes de Estados Unidos revisados por MILENIO revelan que esa arma encontrada en las calles de Zitácuaro exhibe una red de tráfico de Barrett que iniciaba en Florida y terminaba en las manos del CJNG en México. Con ellas el poderoso cártel se apoyaba para someter a sus rivales y apoderarse de las rutas del tráfico de drogas en el Pacífico mexicano.La mente detrás de la operación de tráfico de armas era un hombre llamado Ángel Velázquez Delgado, un conocido dealer de armas que se había hecho un nombre entre los altos mandos de los cárteles mexicanos.¿Qué detonó las sospechas?A partir de la balacera en Michoacán, los investigadores de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) sólo necesitaron dos meses más para entender la historia y dar con los responsables de lo que se le llamó el Cártel de las Barrett.En mayo de 2023, a semanas del enfrentamiento en Zitácuaro, Ángel Velázquez, de 34 años de edad, intentó comprar otro Barrett en un local de armas de Crestview. Su costo, 12 mil dólares. Al encargado del establecimiento algo le pareció extraño en la compra y corrió el nombre del cliente en la computadora: encontró que esta había gastado de golpe y porrazo el equivalente a 2 millones 640 mil pesos por esos días en adquirir armas de ese tipo.Este comportamiento era inusual. Estaba consciente de que el Barrett es un arma complicada por los costos que implica su sola portación, incluso las municiones que se usan son costosas. “No era común que coleccionistas o aficionados lo compraran”, dicen los documentos judiciales del Distrito de Florida.Previamente, entre los vendedores de armas se había corrido el rumor de que el Barrett calibre .50 era muy codiciado por los cárteles de la droga mexicanos. Cuando otro empleado de la tienda se percató de las sospechas del primer encargado, decidió alertar a Velázquez Delgado, diciéndole que ya no querían venderle más armas porque les resultaba sospechoso.Ángel Velázquez no se quedó con la negativa y pidió a dos de sus cómplices identificados como Jesús Paulino y a Jesús Andrés que fueran ellos a comprar más rifles Barrett a esa tienda, ese mismo día. Era imperativo para Velázquez, pues ya se había comprometido a enviar esos rifles al CJNG en México. Jesús Paulino y Jesús Andrés llegaron a la tienda de ventas de armas en Florida y pidieron –como si fuera comida rápida– una Barrett modelo l07A1.Pero tampoco tuvieron suerte. Los dependientes de la tienda, al hacer un rastreo de las compras de estos hombres, encontraron que, en sólo seis meses (entre julio del 2022 y enero del 2023) habían comprado cinco rifles Barrett de alto calibre.Mensajes de texto los delataronTras los hechos en la tienda de armas de Florida, las autoridades estadunidenses lograron detener en el cruce fronterizo de México con Estados Unidos a otro de los cómplices de Ángel Velázquez. Su teléfono fue incautado y su falta de precaución terminó con desmantelar la red de tráfico de rifles Barrett. Se pudo saber finalmente cómo y para quién trabajaban esos traficantes de armas.Según documentos de la corte de Florida, se pudieron descubrir mensajes enviados el 15 de febrero de 2023 entre el sujeto detenido (de quien no revelan su nombre) y otro de los cómplices sobre cómo llevarían a cabo la compra y venta de un rifle semiautomático FN M249S (efectivo para combates a corta distancia y en situaciones donde se requiere un alto volumen de fuego), así como la cantidad de dinero que ganarían en la reventa en México.En estos mensajes también hablaban de cómo tendrían que usar un vehículo grande debido a que los "juguetes" (refiriéndose a los rifles, básicamente los de alto calibre) no cabían en un vehículo pequeño. Intercambiaban ideas de cómo esconder armas debajo de un asiento, e incluso se enviaban fotografías de ellas y posibles soluciones para desarmarlas y no levantar sospechas.Sin embargo, la revelación más importante estaría en una conversación del 25 de abril de 2023, cuando el acusado tuvo una conversación con un individuo conocido por ser “comandante” del Cártel Jalisco Nueva Generación.Los dos intercambiaron grabaciones de audio a través de WhatsApp, en el que discutieron la cantidad y el tipo de armas solicitadas así como y la cantidad de dinero que se le pagaría al acusado por cada artefacto de fuego.El acusado y el supuesto comandante hablaban en código, usando el término "mini" para referirse a un rifle FN, modelo M249S, y "Browning" para referirse a ametralladoras pesadas modelo M2 de calibre .50.Durante estas conversaciones se discutieron y realizaron pedidos de armas de fuego específicas y hasta drones. Hay una conversación que confirma que las armas de fuego habían llegado a su destino final desde el 2022: México.Fue gracias a estas conversaciones que se logró obtener una orden para detener e incautar los teléfonos de otros cómplices como Jesús Paulino y Jesús Andrés, a quienes Ángel Velázquez, quien fue reconocido como líder de la organización, les pedía los recibos de las compras de las armas, para tener pruebas y mostrárselas al CJNG de que ese era el precio real.En estas conversaciones también se reveló que a pesar de dedicarse a traficar armas para los cárteles, los traficantes le tenían miedo particularmente a la gente de Jalisco.“Su gente [miembros del cártel] creen que Jesús Andrés no compró el arma de fuego o estaba tratando de quedarse con ella o con el dinero (…) Lo último que quiero es tener problemas en México”, les decía Ángel Velázquez a sus cómplices por mensajes de WhatsApp.¿Qué pasa con las armas?Hoy la investigación finalmente arroja que, durante dos años, la organización de tráfico de drogas compró armas de fuego de alto calibre en Florida y arregló todo para que se contrabandearan a través de Texas hasta México. Era en la frontera mexicana donde se entregaba al CJNG.“El rifle Barrett calibre .50, entre otras marcas, puede expulsar un proyectil muy preciso, pesado y de movimiento rápido que desbarata todos los chalecos antibalas que se usan individualmente y es conocido como un arma de fuego anti vehículo que puede penetrar e inutilizar vehículos, aeronaves, barcos e incluso puede vencer algunos tipos de protección proporcionada por vehículos blindados”, dice un documento del proceso judicial de los acusados.Finalmente, el primero de agosto de este año fue detenido Ángel Velázquez Delgado, pero rápidamente el 28 de agosto llegó a un acuerdo con la Fiscalía de Florida, cuando reconoció las operaciones que realizó entre 2022 y 2024. Confesó que la organización estaba integrada por seis personas y estaba dirigida por él.Las armas de fuego que traficaban los acusados incluían armas de alto calibre: unas 11 Barrett calibre .50 y 16 rifles FN M249S, que se venden en Estados Unidos como arma semiautomática, pero se convierten fácilmente en ametralladoras.Los acusados confesaron que recibieron pagos en efectivo, narcóticos ilegales o las ganancias de ventas ilegales de drogas del CJNG para comprarles más armas de fuego.RM