El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
Santa Gúdula nació en el siglo VII en Brabante, una región de la actual Bélgica, en el seno de una familia noble cristiana. Fue hija del duque Witger y de Santa Amalberga, una mujer de gran devoción. Desde pequeña, Gúdula mostró una profunda inclinación hacia la fe y las obras de caridad.
Educada en el monasterio de Nivelles bajo la guía de su tía, Santa Gertrudis, Gúdula adoptó una vida de oración, ayuno y servicio a los más necesitados. Se destacó por su humildad y su dedicación a Cristo, convirtiéndose en un ejemplo de piedad para su comunidad.
Tras su muerte, ocurrida alrededor del año 712, Santa Gúdula fue venerada por su santidad y milagros atribuidos a su intercesión. Fue proclamada santa por aclamación popular, un proceso común en la época, antes de que se institucionalizara el proceso formal de canonización.
Santa Gúdula es la patrona de Bruselas, donde la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula lleva su nombre en honor a su memoria. Su devoción se mantuvo viva gracias a las numerosas historias sobre sus actos milagrosos, como encender su lámpara milagrosamente durante las noches mientras rezaba.
A pesar de su vida piadosa, Gúdula no estuvo exenta de pruebas y sufrimientos. En un contexto de tensiones políticas y religiosas, se retiró a una vida más aislada para proteger su fe. Murió en Hamme, un lugar cercano a su tierra natal, en plena paz espiritual.
Sus reliquias fueron trasladadas en el siglo XI a la iglesia de San Miguel en Bruselas, donde se convirtieron en un centro de peregrinación. La veneración a Santa Gúdula se extendió más allá de Bélgica, consolidándola como una de las santas más queridas de Europa.
