El Papa Francisco alertó este lunes ante un mundo donde las personas y naciones tienen menos disposición a entenderse y tolerarse en su diversidad, e instó a acabar con cualquier forma de marginación o rechazo, durante la misa de la Epifanía por los Reyes Magos en la Basílica de San Pedro.
"En el pesebre, representamos a los Magos con características que abarcan todas las edades y todas las razas -un joven, un adulto, un anciano, con los rasgos físicos de los diversos pueblos de la tierra, para recordarnos que Dios busca a todos, siempre", dijo el pontífice, que entró al templo en silla de ruedas y presidió sentado la misa, que cierra las celebraciones de Navidad del Papa en el Vaticano.
"Cuánto bien nos hace hoy meditar sobre esto, en un mundo donde las personas y las naciones, aunque dotadas de medios de comunicación cada vez más poderosos, parecen estar menos dispuestas a entenderse, aceptarse y encontrarse en su diversidad", añadió Francisco, en una ceremonia donde asistieron unas 5.000 personas, entre religiosos y feligreses, acompañada por las melodías del coro y del órgano.
Con todo, el papa apeló "a poner fin a cualquier forma de preferencia, marginación o rechazó de las personas", y a promover "una fuerte cultura de la acogida en la que los cerrojos del miedo y del rechazo sean reemplazados por los espacios abiertos del encuentro, de la integración y del compartir", que definió como "lugares seguros donde todos puedan encontrar calor y refugio".
"La estrella, que en el cielo ofrece su luz a todos, nos recuerda que Dios, haciéndose hombre, viene al mundo para encontrarse con todo hombre y mujer de la tierra, sin importar la etnia, la lengua o el pueblo al que pertenezcan", aseveró.
"Por eso la estrella está en el cielo. No para permanecer lejana e inalcanzable, sino para que su luz sea visible a todos, para que llegue a cada casa y rompa todas las barreras, llevando esperanza hasta los rincones más remotos y olvidados del planeta", agregó el Papa.