De las muchas cosas que destacan en su oficina del Rulero, dos despiertan curiosidad. Una es una botella de Macallan, marca escocesa de whisky por la que se llegó a pagar u$s 3 millones una edición añejada. La otra es una gorra. Tiene una inscripción: "Las Fuerzas del Cielo".
No hace falta preguntarle a Juan Ignacio Abuchdid, presidente y CEO del grupo IEB, qué piensa del primer año de gobierno de Javier Milei. Calcula en u$s 260.000 millones el "efecto riqueza" que provocó la suba de los activos financieros argentinos en 2024. "Todo eso necesita vehículos para reinvertirse", asegura.
Por eso, el holding financiero que fundó en 2011 cruzó el Rubicón el año pasado y compró la constructora Dycasa, un devaluado activo que el grupo Dragados -del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez- tenía en la Argentina. Con la adquisición, el nuevo dueño, que rebautizó a la empresa como IEB Construcciones, ambiciona expandirse en el real estate. Inicialmente, en proyectos residenciales propios, como Puerto Nizuc, barrio privado que desarrolla en Hudson.
Pero, a mediano plazo, también apunta a trabajar para terceros, idea que, además del proyecto que hará IRSA en la ex Ciudad Deportiva de Boca, incluye obras privadas de infraestructura, en particular, relacionadas con Vaca Muerta y la necesidad de expansión energética.
"Soy muy optimista con la economía real", dice Abuchdid, en su charla con El Cronista. "Va a ser la estrella de 2025", asegura.
-¿Por qué la compra de Dycasa?
-Teníamos relación con ellos (N.d.R.: ACS, el grupo de Florentino Pérez). Les había comprado un piso en este edificio. Después, una porción importante de las acciones con oferta pública de Autopistas del Sol. A medida que hicimos transacciones, la relación se hizo más cercana. Mirando los balances, vimos que la compañía se estaba desprendiendo de bienes y pasaba por una situación financiera muy estresada, producto del recorte del gasto en obra pública y de que no estaba diversificada en obra privada. En mi opinión, también, de un endeudamiento en pesos, en un escenario de tasas altas y dólar que quedó paralizado. Ese combo generó que la empresa tenga un estrés financiero y operativo.
-De su lado, ¿qué fue lo que hizo el click para la adquisición?
-Me enteré de que estaban buscando comprador. Los compradores naturales eran otras constructoras. Era lo obvio. Pero estaban igual o peor. El problema era sistémico. Ahí, me di cuenta de que podíamos tener un buen poder de negociación. Tenemos un emprendimiento inmobiliario muy importante, Puerto Nizuc, con una inversión de más de u$s 300 millones. Podía servir como cliente de Dycasa mientras durara el proceso para reconvertirla en una compañía eficiente en términos operativos, que no sólo preste obra pública, sino que esté más enfocada en obra privada.
-¿Ese será el norte: obra privada y no pública?
-La obra pública, como concepto, no me seduce. Es volátil. Depende del gobernante de turno. En la Argentina, las políticas son cambiantes: un año viene uno al que le parece bien; al siguiente, otro al que no. Es muy difícil. Me siento más cómodo en el sector privado. Siempre trabajé ahí. Además, va a haber un boom muy importante de obra en el sector privado a partir de 2025. Ya se empezó a ver.
-¿En qué?
-El mercado de real estate está saliendo de una fase de bear market y entrando en un bull market. Creo que el precio del metro cuadrado está extremadamente bajo y tiene que hacer un catch-up con el resto de los precios de la economía. Desde los salarios hasta las acciones y con todo lo demás que hay en el medio. Ese fue, de hecho, el motivo de la compra: adquirimos la compañía en un momento donde las ventas eran bajas y la situación financiera, mala. Que es cuando hay que comprar: si comprás cuando todo está bien, pagás mucho más caro.
"Acá, hubo un 'efecto riqueza' de u$s 260.000 millones. Es lo que, calculamos, ganaron los inversores bursátiles en el último año. Todo eso necesita vehículos para reinvertirse. Si tenés uno para ofrecer compatible con la idiosincrasia del inversor argentino, como el ladrillo, andará bien. Ese medio PBI que se generó de ganancias financieras derramará la economía real. Ya lo estamos empezando a ver y se va intensificar mucho este año. Soy muy optimista con la economía real: va a ser la estrella de 2025".
-Ya había dado un primer paso hacia el real estate con Puerto Nizuc. ¿Estaba en el plan de ese proyecto la integración vertical, en algún momento, con una constructora propia?
-Venía comprando tierras. Nizuc, originalmente, era un campo de 360 hectáreas y ahora está cerca de llegar a las 600, con toda la tierra aledaña que estamos agregando. También hemos invertido en tierras dentro de la ciudad de Buenos Aires para futuros emprendimientos y en m2 terminados, en cantidades bastante importantes. Al tener tanta tierra, tanta materia prima para construir, íbamos a ser una fuente de trabajo muy importante para las constructoras. Integrar verticalmente el negocio cuando apareció la oportunidad, obviamente, sonaba interesante.
-Además del trabajo para el propio proyecto, ¿en qué se beneficiará la constructora del bull market que ve en real estate?
-En los próximos años, va a estar lleno de obra privada: IRSA y la Ciudad Deportiva, barrios por todos lados, oficinas, centros comerciales... de todo. También, se retomará mucha obra pública. Hay que hacer manutención de rutas. Las empresas de peajes volvieron a ser superavitarias. Vamos a tener la suerte de elegir qué trabajo hacer y cuál no.
-Mencionó a la Ciudad Deportiva. ¿IEB Construcciones estará ahí?
-Vamos a licitar para las obras de infraestructura. Y también estamos considerando la inversión en terrenos para la construcción de unos 50.000 metros cuadrados ahí. Será como inversión propia.
-¿Piensa participar en grandes obras privadas de infraestructura, como las que impulsa Vaca Muerta?
-Actualmente, no estamos en planes de licitar ahí. Pero sí estamos sumando profesionales, con la idea de meternos en ese mercado. Nos interesa muchísimo.
-Por su foco en la obra pública, Dycasa tenía trabajos parados y no hacía un gran proyecto desde el Metrobus. ¿Cómo se la reactiva?
-Primero, hay que tener claro que no hay garantías. Cuando asumís riesgo, no hay garantías de que las cosas te vayan a salir bien. Por eso, asumís el riesgo. Cualquier inversión con una tasa superior a la de riesgo conlleva riesgos. La manera de reducir y mitigarlos es trabajando mucho y haciendo un estudio previo exhaustivo de lo que estás comprando. Entendemos que estábamos comprando una compañía estresada financiera y operativamente. Lo que no nos podía ocurrir era que aparecieran pasivos que no sabíamos. Por eso, la primera inversión es en el due dilligence. A partir de ahí, es el riesgo empresario que asumís.
-¿Cuál es el riesgo empresario en este caso?
-Si el m2 no sube y los costos para construir siguen elevados, la ecuación no cierra. Si se te van los mejores recursos porque les gustaba trabajar con el dueño anterior. O si fallás en la integración humana con quienes traés. Si comercialmente no lográs seducir a los clientes privados en las ventas... Hay tantas maneras de fallar. La única forma de mitigarlo es con mucho esfuerzo, trabajo, armando equipos y, sobre todo, generando confianza. Es el activo más importante que puede tener una compañía.
-Del otro lado, ¿cuál es el activo de la empresa sobre el cual reconstruirla?
-El primero es el track record. Decenas de años de historia. Hizo obras de envergadura importantísima. Tiene muchísimos pergaminos. Es, además, una de las muy pocas constructoras que tiene ‘sello anticorrupción en la Argentina'.
-¿Cómo es eso?
-No estaba en los "cuadernos". Eso ya es un montón. El 90% de las constructoras está dentro de los cuadernos. Es una empresa, además, que cotiza en Bolsa. Eso garantiza muchos estándares de transparencia y solidez de proyectos que otra empresa que no esté listada. En cuanto a activos, tiene un nivel de maquinaria pocas veces visto en su planta de San Pedro. Una planta asfáltica propia, una flota de unas 50 pick-ups, más autos, combis, grúas, maquinarias de todo tipo... Un stock de maquinarias costosísimo. Algunas cosas, en muy buen estado. Otras, no tanto. Pero por el desuso. No había nada vandalizado.
-¿Y financieramente?
-Tiene a cobrar obra ya ejecutada, que el Gobierno le adeuda y por un monto significativo. Y un proyecto específico de obra pública, el Viaducto Belgrano Sur, que es faraónico, impresionante: elevar el tren y hacer abajo locales comerciales. Es la obra más importante que hay. No baja de u$s 70/80 millones punta a punta.
"El nivel de delivery del Gobierno fue sobresaliente. El mercado comenzó a decir: 'Estas personas hacen lo que dicen que van a hacer'. Al final, es eso. Si hago algo distinto a lo que dije, no soy confiable".
-¿Está parada por el "no-hay-plata" para la obra pública?
-No llegó a estar inactiva. Está semi-inactiva pero, por trascendidos, entiendo que está dentro de lo que se va a reactivar. Va a ser una combinación entre Nación y Ciudad. Ese proyecto es un activo muy importante para la compañía. También tiene todas las obras que va a realizar en Nizuc... Sólo este año, IEB Construcciones (la renombramos) tiene que hacer obras por u$s 60 millones. Después, tenemos todas las tierras que adquirimos, que son cuantiosas. Tenemos muchos metros para construir. Ahora, tenemos una constructora de primer nivel para hacerlo y una cartera de clientes bastante considerable, dispuestos a invertir.
-¿Esto último (clientes dispuestos a invertir) significa que habrá más desarrollos propios?
-Vamos a hacer algunos desarrollos propios. Por supuesto, IEB Construcciones seguirá con su core. Pero hará desarrollos para ampliar sus servicios. Hace dos o cuatro años, un inversor se acercaba acá y decía: "Quiero invertir". Le contestábamos que comprara bonos, que rinden 40% anual en dólares, y habláramos en tres, cuatro años. O que invirtiera en Merval. Hoy, con bonos rindiendo cerca del 10% y Merval superando los u$s 2000, hacia adelante, se viene un desafío para el sistema financiero y el mercado de capitales.
-¿Cuál es ese desafío?
-Buscar productos un poco más elaborados, más relacionados con el private equity, donde tenés que ofrecerles a tus clientes inversiones especiales a las que sólo ellos puedan acceder: un fondo que construya una torre en algún lugar de Buenos Aires; sacar a cotizar porciones de empresas que tengan buena perspectiva a futuro... Lo que hicimos con Nizuc, que es un fondo de inversión privado, donde se puede invertir en la construcción de edificios mutifamiliares dentro del barrio.
Para eso, hay que tener tecnología, conocimientos de real estate, de la economía real. Vamos hacia algo más sofisticado. Naturalmente, tiene que ocurrir a medida que las tasas bajen y la economía se normaliza. Nos estamos posicionando muy bien y vamos a poder darles productos diferenciadores a nuestros inversores.
-¿Eso es porque se termina la euforia financiera?
-Es algo natural en un ciclo de los mercados. Acá, hubo un efecto riqueza de u$s 260.000 millones. Es lo que, calculamos, ganaron los inversores bursátiles en el último año. Todo eso necesita vehículos para reinvertirse. Si tenés uno para ofrecer compatible con la idiosincrasia del inversor argentino, como el ladrillo, andará bien. Si vamos a algo simple, como construir un edificio, regulado por CNV, con un banco depositario, etcétera, están todos los pergaminos, la trayectoria y la espalda para que el proyecto funcione. La base del mercado y de los negocios es la confianza. El tema es ofrecer productos adecuados. El ladrillo es uno.
-¿Ya están dadas la condiciones en la Argentina para que el inversor pase de los activos financieros a los de la economía real?
-Hay un libro, "Cuando Wall Street encuentra a Main Street", que explica cómo toda la bonanza y el efecto riqueza generado por el aumento de los precios del mercado de capitales, de vehículos con oferta pública, derrama a la economía real. En el último año, se generó medio PBI de ganancias en términos financieros. Eso, necesariamente, se va a derramar a la economía real. Había quienes entendían que no porque estuvo concentrado en pocas manos. Eso es un error.
-¿Por qué?
-Porque el dinero es fungible. Ya lo estamos empezando a ver y se va a intensificar mucho este año. Ahora, soy más cauteloso en la parte financiera. Pero muy optimista en la economía real. Creo que va a ser la estrella de 2025.
-¿Cuál es la causa?
-Se acabó el populismo. Tenemos que tomar conciencia de que el populismo es el cáncer de cualquier economía. No funcionó ni funcionará nunca en ningún país del mundo. Ni siquiera es una ideología. Lo único que hace crecer es la pobreza. Si entendemos que eso no funciona, la Argentina dio un paso importante. El populismo es engañar a los que menos tienen; abusarse del que tiene pocos recursos, impedirles el desarrollo a las personas. Es todo lo que está mal.
-¿Cómo evalúa el primer año de Milei?
-Excepcionalmente bueno. El nivel de delivery alcanzado por el Gobierno fue sobresaliente. Eso empezó a generar muy buenas expectativas. El mercado comenzó a decir: "Estas personas hacen lo que dicen que van a hacer". Al final, es eso. Si hago algo distinto a lo que dije, no soy confiable. En cambio, es lo que cualquier persona valora, no importa la orientación política. Al final del día, podés ser de derecha, de centro, de izquierda, pero lo importante es que la economía del país funcione. Que se apliquen bien las medidas y se genere confianza. Que se cumpla con lo que se dice. Es la manera de generar un escenario de previsibilidad donde los empresarios podamos tomar decisiones sin estar preocupados porque cada tres meses nos cambian las condiciones. Eso generará que el crecimiento argentino sea exponencial. Este gobierno demostró que lo entiende. Por eso, soy optimista.
-IEB nació y creció como grupo financiero. ¿Por qué la expansión a otros sectores?
-La decisión de diversificarme, de salir exclusivamente del mercado financiero, ya se dio hace ocho años cuando compré Nizuc. Se volvió a dar en 2020, cuando compré Estudio Gallo, una empresa de tecnología con 80 empleados y que hoy es la columna vertebral de 120 casas de Bolsa en la Argentina. Lo que tiene de especial IEB Construcciones es que es la primera compañía que tenemos con oferta pública. Después de la compra, ya cotiza con el ticket "IEB".
-¿Tiene en la mira otro sector para compras?
-Otros sectores me tientan. Pero acepto mis limitaciones. No puedo mirar todo. Sería mirarlo mal. Obviamente, me tientan energía, minería, el agro... Son todos lindos. Pero uno tiene que focalizarse y hacerse experto en algo. Por algo, las especialidades. Si no, alguien sería doctor en todo.
-La especialidad se va a adquiriendo.
-Hay que tener el know-how. Y armar equipos. Empecé a invertir en Bolsa yo antes de recomendar a clientes. Nosotros hicimos primero el emprendimiento en real estate para entender cómo funcionaba antes de tener 4000 accionistas, como ahora. En cualquier sector, buscaría entender primero yo el ciclo de negocios y, después, ofrecería invertir. Aprender al mismo tiempo que los clientes lleva a malos resultados.
-¿Cuáles serán sus principales proyectos en 2025?
-En mercado de capitales, ahora en enero, vamos a lanzar nuestra billetera virtual para todos los alycs de la Argentina, que son los que operan a través nuestro. Eso va a ser un salto importante. También estamos trabajando en la adquisición de otra empresa del rubro financiero. Todavía es confidencial; estamos cerrándola. En el primer trimestre, abriremos nuestro primer local a la calle, para que la gente pueda entrar y conocernos de cerca. Estará en Retiro. Es una experiencia distinta; los alycs hoy no tienen presencia a la calle. También reforzaremos mucho nuestra oficina de Uruguay. Pero nuestro gran foco de inversión va a ser real estate: estamos sacando la ampliación del fondo de Nizuc, por otros u$s 20 millones.
-¿Qué escala alcanzará el grupo?
-Cerramos 2024 con u$s 2500 millones en activos líquidos de nuestros cliente y el objetivo para 2025 es crecer 30/40%, a u$s 3500 millones.
-¿Apuntará a otro mercado internacional, además de Uruguay?
-Pensamos ir a toda América latina. Pero, primero, teneos mucho mercado por hacer acá. Tenemos nuestra fintech, IEB+, que es la única del mundo que no cobra comisión por operar en el mercado argentino en pesos, en el mercado argentino en dólares ni en el mercado internacional en dólares. Estamos trabajando mucho en marketing y comunicación para que el mercado sepa esto. Hasta alcanzar el millón de cuentas no voy a pensar en ninguna expansión internacional. Hoy, tengo 50.000.
-¿En cuánto tiempo quiere llegar al millón?
-Pienso llegar en los próximos 24 meses. Si no es antes. Lo que tarde el mercado en darse cuenta de que existe IEB+.