Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo el pasado mes de septiembre una operación encubierta y de alto riesgo, en la que participaron 120 soldados de elite, para desmantelar un búnker subterráneo en el que la Siria del depuesto Bachar Al Asad fabricaba misiles con el asesoramiento iraní.
La operación, cuyos detalles han sido desclasificados ahora, se realizó en apenas tres horas y fue todo un éxito. La misión, cuyo nombre en código era "Operación Many Ways", se llevó a cabo el 8 de septiembre de 2024.
La instalación, conocida como "Deep Layer", se ubicaba según las FDI cerca de la zona de Masyaf, en el oeste de Siria, y estaba destinada a suministrar misiles de precisión a Hizbolá en el Líbano y al régimen de Asad en Siria. La operación se llevó a cabo sin que se produjeran heridos entre las fuerzas israelíes, afirmaron los funcionarios.
Según la información publicada por las fuerzas israelíes, la instalación se había comenzado a construir en 2017 después de que un ataque aéreo israelí destuyera una fábrica similar. Esta vez se realizó bajo tierra y en la más estrica clandestinidad.
Según los planes y las imágenes mostrados por Israel, la instalación tenía forma herradura y tres entradas principales: una para las materias primas, otra para los misiles terminados y una tercera para la logística y el acceso a las oficinas.
Había además 16 salas de producción que se alineaban en las instalaciones, incluidas las mezcladoras de combustible para cohetes, las áreas de construcción de los cuerpos de los misiles y las salas de pintura. Las FDI estimaron que la producción anual de la instalación podría haber oscilado entre 100 y 300 misiles, capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 300 kilómetros.
La instalación subterránea Deep Layer, situada estratégicamente a tan sólo 200 km al norte de la frontera israelí y a 45 km de la costa occidental de Siria, ofrecía a Irán un medio para eludir los ataques israelíes contra convoyes terrestres de armas destinados a Hezbollah. El emplazamiento subterráneo habría permitido a Hezbollah recibir misiles directamente desde la frontera con Siria.
Según han publicado varios medios locales, la decisión de las FDI de atacar las instalaciones se produjo después de años de vigilancia y recopilación de información. Si bien los planes iniciales se formularon años antes, la operación adquirió urgencia en medio de la guerra en múltiples frentes que comenzó en octubre de 2023 y en la que participaron Hamás en Gaza, Hezbolá en el Líbano y otras milicias respaldadas por Irán.
La unidad de élite Shaldag, conocida por sus operaciones de penetración de largo alcance, y la Unidad 669, especializada en búsqueda y rescate en combate, fueron seleccionadas para la misión. Más de dos meses de entrenamiento intensivo incluyeron simulaciones y escenarios de respaldo para mitigar los riesgos durante la operación de alto riesgo.
La fecha de la misión se eligió por las condiciones meteorológicas favorables. Se realizaron amplios trabajos de inteligencia para cartografiar la disposición de las instalaciones, identificar las capacidades de defensa aérea sirias y analizar las posibles amenazas sobre el terreno.
La operación comenzó con 100 comandos Shaldag y 20 médicos de la Unidad 669 que abordaron cuatro helicópteros de transporte pesado CH-53 "Yasur". Escoltados por helicópteros de ataque AH-64, 21 aviones de combate, cinco drones y 14 aviones de reconocimiento, el convoy partió de Israel y sobrevoló el Mediterráneo para evitar ser detectado por los radares sirios.
Al llegar al espacio aéreo sirio, los helicópteros volaron excepcionalmente bajo para evadir una de las zonas de defensa aérea más densas del país, superada sólo por Damasco. Para enmascarar la aproximación de los comandos, los aviones de la IAF lanzaron ataques de distracción contra otros objetivos sirios, desviando la atención de la región de Masyaf.
Los helicópteros aterrizaron cerca de las entradas de la instalación, desplegando tropas mientras se mantenía un perímetro defensivo. El personal de la Unidad 669 permaneció en alerta a bordo de la aeronave, preparado para evacuar o atender a las víctimas en caso de ser necesario. Un dron de vigilancia lanzado por los comandos monitoreó la zona.
Los comandos aseguraron el perímetro y abrieron una brecha en las entradas fuertemente fortificadas de la instalación utilizando equipos que se encontraban en el lugar, incluidas carretillas elevadoras. Algunos soldados habían recibido capacitación sobre el uso de carretillas elevadoras como preparación para esta tarea específica. En el interior, el equipo colocó aproximadamente 660 libras de explosivos a lo largo de la línea de producción, apuntando a maquinaria crítica como mezcladoras planetarias.
Después de asegurarse de que todas las cargas estaban en su lugar, el equipo salió de las instalaciones y detonó los explosivos a distancia. La explosión resultante, equivalente a una tonelada de explosivos, provocó un "miniterremoto" y, según los soldados, "el suelo tembló".
Los comandos completaron su misión en menos de tres horas, partiendo a bordo de los mismos helicópteros que los habían transportado. Las FDI mataron a cerca de 30 guardias y soldados sirios, según su versión, mientras que los medios de comunicación sirios afirmaron que hubo 14 muertos y 43 heridos.