En 2014, la historia de Reynaldo Becerra conmovió a todo el Perú. El joven peruano, quien tras 20 años de vivir en las calles, pudo reencontrarse con su familia. Según comentó su padre en una entrevista, su hijo Reynaldo había escapado de casa sin dejar rastro cuando era apenas un adolescente. Fue gracias al reportaje titulado “Cuando se oculta el sol en la Costa Verde”, emitido por 'Al sexto día', que la familia del peruano pudo reconocerlo e ir a su encuentro.
En enero de 2014, el programa dominical 'Al Sexto Día' emitió un reportaje llamado “Cuando se oculta el sol en la Costa Verde”, donde se presentó el caso de varias personas que vivían como indigentes en las calles de Lima. Una de esas historias fue la de Reynaldo Becerra.
Fue gracias a estas imágenes difundidas que Juan Becerra y Gregoria Huallpa, padres de Reynaldo, pudieron reconocerlo. Con la ayuda del programa de TV fueron al encuentro de su hijo, que fue encontrado caminando por la bajada de Marbella, en el distrito de Magdalena del Mar.
De acuerdo con el relato de su padre, Reynaldo había escapado de su hogar en Carabayllo en 1995 debido a que sufría bullying en el colegio. A pesar de buscarlo incansablemente en diversos rincones de Lima e incluso en provincias, jamás logró encontrar pistas sobre su paradero.
“De un momento a otro, me contó que muchos de sus compañeros le pegaban. Él comenzó a no querer ni ir al colegio. Empezó a escaparse, se iba de la casa y, finalmente, desapareció. Nunca perdí las esperanzas de encontrarlo”, comentó el padre de Reynaldo en el programa 'El Dominical'.
Cuando los padres de Reynaldo lo encontraron caminando por Marbella, corrieron hacia él para reunirse. La emoción de su padre fue tan grande que no dudó en abrazarlo, tras dos décadas de ausencia. Luego de ser atendido en el hospital, su familia se lo llevó a casa, donde comenzaron a reconstruir los lazos rotos por el tiempo y las adversidades.
Un año después del encuentro, 'Al sexto día' visitó a Reynaldo para saber cómo iba su nueva vida. Gracias al apoyo constante de sus padres, el joven mostró una notable mejoría al cabo de un año. Aunque al principio enfrentó frecuentes crisis nerviosas, acompañadas de temblores en las manos y una voz entrecortada, con el tiempo logró superar estas dificultades y recuperar la estabilidad.
“Antes pedía arroz en bolsita, pero ya no. (Ahora) come en plato y utiliza cubiertos. Cuando tiene hambre o sed, se sirve él mismo”, comentó su padre.
