Francesc Antich (Caracas, 1958) fue «el hombre corriente» que inventó buena parte de la izquierda del siglo XXI. El expresidente balear, fallecido este jueves a los 66 años a causa de un cáncer, siempre trató de llamar poco la atención, trabajar mucho y lograr acuerdos. Y de esta forma cordial y exenta de egos, levantó varias banderas que ahora son marca esencial de la izquierda española. Antes de que Zapatero se autocolocase la vitola de la normalidad, Antich ya gobernaba en Baleares como antes lo había hecho en su pueblo, Algaida, pegado a la calle y tendiendo puentes. Antes de que Zapatero alardeara de crear listas cremallera, Antich ya había impulsado en el Parlamento balear la igualdad numérica entre hombres y mujeres. Antes de que Maragall -y después Armengol- adoptaran el tripartito como marca contra la derecha, Antich ya había amalgamado el llamado Pacto de Progreso. Fue en 1999, cuando contra todo pronóstico logró derrocar al PP, que hasta entonces había sido dueño y señor del gobierno autonómico. Para ello, Antich tuvo antes que juntar filas en los socialistas baleares, siendo más PSIB que PSOE en un momento en que el sector más españolista tenía más peso que ahora tras más de una década con Armengol al frente. Antich se había bregado en la política municipal en Algaida, el pueblo de sus padres, adonde regresó en su infancia después de nacer en Venezuela. Fue alcalde de 1991 a 1997 y consejero en el Consell de Mallorca de 1995 a 1999. Cuando dejó el bastón de mando de la localidad, fue elegido secretario general de los socialistas de Mallorca y desde entonces inició un proceso para convertir al PSOE balear en una alternativa real al PP, que siempre había controlado el Ejecutivo regional. En 1999, la victoria de Jaume Matas se quedó corta para renovar su mayoría absoluta y Antich no desaprovechó la ocasión, aunque tuvo que exprimir su talante negociador para crear un pacto en el que llegaron a participar siete formaciones políticas. El primer ejecutivo de izquierdas en la historia de Baleares impulsó políticas nunca vistas hasta ese momento, entre las que destacó la creación de la ecotasa, otra medida pionera de Antich que después han copiado multitud de gobiernos regionales y que ahora ya está plenamente consolidada en Baleares, incluso con un gobierno del PP. Antich perdió las elecciones de 2003 porque sus socios, inmersos en una batalla de egos, se desinflaron. El PSIB, sin embargo, mejoró sus resultados, lo que le permitió asentarse como firme alternativa al PP de Matas para recuperar el poder en 2007. Antich fue diputado en el Congreso entre 2004 y 2007 y volvió después a Baleares a liderar un Pacto de Progreso menos estrambótico que el primero pero que saltó por los aires al tercer año de mandato cuando el PSOE rompió con Unió Mallorquina por la corrupción que asolaba al partido de Maria Antònia Munar. La intensa crisis económica de esa legislatura noqueó definitivamente al Ejecutivo de izquierdas, que dejó el Gobierno balear hecho un solar al PP de José Ramón Bauzá. Antich inició el retiro habitual de los expresidentes baleares en el Senado durante dos legislaturas y después, en 2020, sustituyó al imputado Joan Gual de Torrella al frente de la Autoridad Portuaria de Baleares. El 16 de noviembre de 2022 solicitó su relevo porque le habían detectado un cáncer de colon. Desde entonces, recibió numerosos homenajes y, aunque fue limitando sus apariciones públicas, acudió en septiembre de 2024 al acto del 25º aniversario del primer pacto de Progreso. No tenía fuerzas para subir al estrado, pero desde su asiento recitó una de sus habituales glosas, unas composiciones poéticas típicas de Mallorca, en las que apostaba «radicalmente» por la «cohesión y la igualdad» para hacer «la vida segura a la juventud desencantada».
