Tres años antes de crear una de las obras fundamentales de la dramaturgia universal, Antón Chéjov se prometió no volver a escribir. A fines de octubre de 1896, en alguno de los teatros edificados en San Petersburgo, había sufrido uno de los peores episodios de su carrera profesional con el primer estreno de “La gaviota”, que luego pasaría a la historia como una de las grandes historias de las tablas rusas.
“Jamás olvidaré la noche de ayer… Nunca más volveré a escribir una obra de teatro”, plasmó por entonces en una carta dirigida a uno de sus amigos más cercanos. Sin embargo, y tras la reivindicación de aquel montaje gracias a su colaboración con el director Konstantin Stanislavski, el médico logró quebrar el estancamiento creativo para idear “Tío Vania“, obra que refleja el hastío de la Rusia de principios del siglo XX y cuya valoración se sostiene hasta nuestros días.
“La definición de un clásico es que funciona en todos los tiempos”, afirmó la actriz y directora Emilia Noguera sobre la vigencia de Chéjov. “Son temas universales. Son muy particulares y en la dramaturgia hay una regla que a mí me gusta mucho, que es muy bonita, y es que mientras más particular es más universal. Porque con los panfletos la gente se puede identificar de manera muy general, pero cuando tú ves dramas humanos muy particulares, hay muchas cosas en las que tú te puedes ver reflejado”.
Retrato de Chéjov por Ósip Braz (1898).
Ese mismo espíritu es el que hoy recae en “V A N I A. Escenas de la vida en el campo“, la adaptación dirigida por Rodrigo Pérez, con la traducción de Leyla Selman y las actuaciones de Noguera, Nicolás Zárate, Guilherme Sepúlveda, Catalina Saavedra, Jaime Leiva y Camila Oliva que vuelve al Teatro Ictus del 2 al 15 de enero tras una exitosa temporada estrenada en el primer semestre del 2024.
“Estos clásicos son de una fineza en cuanto al drama, una tridimensionalidad sobre la emoción humana. Esa es la gracia de Chejov. Shakespeare fue el que empezó a ser tridimensional con las emociones de los personajes, pero Chejov continúa con eso de manera aún más particular, menos arquetípica. Eso hace que no es solo un tema que coincide con lo que nos está sucediendo ahora, sino que son muchos. Y creo que cada persona desde su propia biografía va a poder reconocer qué es lo que le hace sonar una campanita hoy”, reflexionó Noguera sobre el montaje, que este 2025 llega a la cartelera en el marco de Teatro A Mil.
Esto último, considerando, además, que Ictus será la sala homenajeada en esta edición del festival teatral. Sobre la particularidad de esta versión, la actriz valoró por sobre todo el trabajo conjunto a la traductora y la compañía Teatro La Provincia: “Leyla es una dramaturga penquista muy maravillosa. Ella hizo una adaptación que tiene toda la esencia de la obra. No es tan distinta, pero le entrega una visión más contemporánea con muchísimo humor, que es algo que también incluye Rodrigo Pérez siempre en el lenguaje, en cómo monta y en cómo se arman los personajes, la visión que tiene de ellos”.
“V A N I A. Escenas de la vida en el campo” en Teatro Ictus
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la intérprete -que también forma parte del equipo permanente de la sala capitalina- igualmente reflexionó en torno al aniversario que convoca al Ictus este 2025, destacando por sobre todo su enorme capacidad de resistencia y reinvención. “Que se mantenga me parece fundamental, igual que todas las compañías, porque siempre es una lucha en este país y creo que en muchos más. No es por alegar del país en el que estamos, sino que en varios lugares mantener estas compañías tiene que ver con la voluntad de cada una de las personas que la van empujando“, afirmó.
“Estamos tomando esto con mucha alegría. Yo me siento muy afortunada de haber coincidido en el Ictus ahora, con la responsabilidad de honrarla. De honrar esos 70 años de resistencia, porque lo ha sido en muchos sentidos, desde su resistencia durante la dictadura y también la posterior al sobrevivir a eso”, sumó.
Respecto a los últimos 15 años, Noguera explicó que “también pasa que una vez que el enemigo deja de ser tan visible, los temas van cambiando y es una nueva lucha. Por su puesto que es un alivio que se acabó, pero también hace preguntarse ‘¿ya hora qué?’. Hay que renacer una y otra vez y claro, el financiamiento, el público y todo eso no la hace fácil. Tenemos muchas ganas de honrar esta resistencia y la de toda la gente que ha estado antes armando esta compañía. De verdad que me siento muy afortunada de haber coincidido en este momento”.
“V A N I A. Escenas de la vida en el campo” en Teatro Ictus
