Isidre Esteve (Lérida, 1972) es un «boina verde» del Dakar. Un mítico en toda regla que desde hoy afronta su vigésima participación, la décima en coches después de otras tantas en moto. Si alguien puede hablar del rally más duro del mundo es él, porque hay pocos que sean capaces de conectar las dos épocas: la de la aventura extrema en África, con menos tecnología y más pasión; y la actual en Arabia Saudí, donde los organizadores buscan cualquier resquicio en el recorrido para sorprender a los participantes. «No me lo creo ni yo. Me doy cuenta de que el tiempo pasa demasiado rápido. Estoy muy orgulloso de los diez rallys Dakar en coches, porque después de la lesión en 2007 no creía que pudiésemos llegar a este nivel. Creía que podríamos volver a competir, pero no creía que llegaría a un punto en que tendríamos un equipo competitivo con la gente de Repsol y Toyota, luchando para estar con los mejores», aseguraba Esteve en su última visita a LA RAZÓN.
Él vivió el Dakar africano antes de la amenaza terrorista, compitiendo con nombres míticos, y ahora sigue en activo, con el objetivo de terminar entre los veinte primeros de la máxima categoría de las cuatro ruedas. «Sí, tuve la suerte de coincidir con Stéphane Peterhansel en moto o con David Castera (ahora es el director del Rally). El otro día le dije, escucha, yo, en Mauritania, iba detrás tuyo cuando eras un piloto oficial de Yamaha. También coincidí con pilotos que desgraciadamente ya no están con nosotros, como Fabrizio Meoni o Richard Sainct. Vivimos una época estupenda en África con las motos», rememora con un brillo especial en los ojos. «Era un momento donde no estábamos tan conectados como ahora y que nos permitió vivir de verdad aquella aventura. Y, ostras, ahora estoy aquí hablando del Dakar 2025, de estar en una estructura que nos va a permitir ser competitivos y pensar que han pasado algunos años, pero la ilusión todavía es estar ahí y estar ahí delante».
Esteve se pone en marcha en la prólogo de hoy con el Toyota Hilux del Repsol Rally Team, un vehículo que compite en la categoría T1+ con los máximos gallos de la especialidad, desde el vigente ganador, Carlos Sainz, hasta Al Attiyah y su nuevo proyecto con Dacia. «Si hablamos de deporte inclusivo está clarísimo que el Motorsport es un gran ejemplo. Personas sin ningún tipo de discapacidad y personas con una discapacidad como la mía competimos todos en la misma carrera, afrontamos todos la misma dificultad y estamos todos en la misma clasificación. Yo no voy a recibir ninguna bonificación cuando pinchemos una rueda y no pueda ayudar a Txema (Villalobos, su copiloto) o cuando enterremos el coche en la arena. Entonces, si hacemos el 17º, somos el 17º. Si hacemos el 30º, el 30º y si terminamos el 10º, el 10º. Y te aseguro que esto es una motivación extra. El hecho de estar en la salida y decirle a Txema: ‘‘Vamos allá, ahí está Loeb, está Sainz, está Nasser y nosotros también’’. Es una sensación bonita», narra Esteve, que se las sabe todas en el desierto y que no quiere sorpresas. Su objetivo es que no las haya y si eso pasa, todo irá bien. «Queremos ser más competitivos que el año pasado. Queremos un Dakar en el que no suceda nada que nos haga perder más de una hora. Sabemos que hay muchísima competitividad en la carrera y debemos estar mezclados con los pilotos oficiales. Debemos estar con ellos y luego ya veremos el resultado. Yo creo que podemos estar entre el 10º y el 20º. Más adelante del 10º, es poco probable que suceda, porque al final también debes tener la estructura que te permita estar ahí. Pero tenemos un buen equipo, que nos va a permitir luchar con ellos».
En cuanto a los favoritos para el Dakar, Isidre apunta, como todos, a Carlos Sainz, vigente campeón y que afronta el reto de hacer triunfador a un coche, el Ford Raptor, en su primera participación. «Dacia ha montado cosas que ya saben que funcionan, y tienen dos grandes pilotos: Nasser Al Attiyah y Sébastien Loeb, junto a Cristina Gutiérrez. La llegada de Ford es importante, y Sainz, naturalmente es una baza, es el ganador actual, por lo tanto es quien cuenta para ganar», termina Esteve, que va a tratar de estar con todos ellos entre las dunas y las piedras.
El Hilux del Repsol Toyota Rally Team llevará en este Dakar un combustible con el 70 por ciento de componentes renovables, con la novedad de que por primera vez el lubricante del motor va a ser también renovable. Un paso adelante en la transición energética que no baja en ningún momento las prestaciones de un vehículo que se va a codear con los mejores. «Llevamos estos productos a una carrera de alta intensidad, y sabemos que si aquí funcionan, luego en nuestra movilidad todavía van a funcionar mejor», explicaba Isidre sobre el proceso de aplicar la tecnología de la competición al día a día de la gente.