Paqui es una madre de familia que vivió un infierno durante
20 meses por culpa de una inquiokupación en la que fuera casa de sus padres. “Se
alquiló porque mi madre tenía Alzheimer y nos la llevamos a mi casa. Es nuestro
único piso, no somos grandes inversores”. Al ver la situación una de las
empleadas del centro de día donde iba su padre le pidió si le podía alquilar la
vivienda: “Decidimos alquilarlo por miedo a que lo okuparan”.
En la entrevista exclusiva a LA RAZÓN explicó que todo iba
bien hasta que su madre falleció: “Empezaron los retrasos y los cinco herederos
decidimos venderlo tras haber hecho aceptación de herencia”. Al ser su
inquilina, le dieron prioridad a la hora de estudiar la venta. Ella aceptó y
comunicó ir al banco a pedir el crédito, pero nunca lo hizo: “Pasaron 20 meses
y no pagaban ni el alquiler ni la luz ni el gas”. El precio por el alquiler de
este piso en Barcelona era de 650 euros mensuales.
[[QUOTE:PULL|||"Hasta aquí, no se ríen más de mí"]]
En un ambiente previo a elecciones catalanas, Paqui decidió
cortar la situación de raíz al ver que no salía el juicio: “Hasta aquí, no se
ríen más de mí. Decidí ponerme en la puerta de la casa de mi madre con una
tienda de campaña”. Su acampada duró nueve días, aunque la Guardia Urbana
intentó que desistiera en el primero: “Me dijeron que no podía estar, pero
luego hay gente viviendo en la calle a 20 o 30 metros”. Tuvo que retirar la
tienda de campaña, pero no se movió de la puerta.
“La presión causó efecto. Acudieron al lugar distintos
periodistas, políticos, salvo del PSOE” , explicaba Paqui. Tras los nueve días
en la calle, consiguió recuperar la vivienda. “Ellos pidieron la
vulnerabilidad, pero no se lo dieron. Les hice un seguimiento y estaban trabajando
en una empresa importante”, añadió. Esto permitió que, con demora, se pudiera
realizar el desahucio.
[[QUOTE:PULL|||"Fue todo gracias a que mi marido me apoyó, sin él no lo hubiera podido hacer"]]
Paqui explicó que sus hijos no sabían nada de su acampada hasta que la vieron por televisión: “Me hubieran dicho que no”, confiesa. “Si veo yo a mi madre en una tienda de campaña no hubiera sido nada agradable. Fue todo gracias a que mi marido me apoyó, sin él no lo hubiera podido hacer”, reconoció prácticamente entre lágrimas. “Cuando vieron que lo conseguí, que nadie daba un duro por mí, me felicitaron mis hijos”, explicaba sobre el desenlace. Los vecinos tampoco lo sabían hasta que la vieron, en ese momento se volcaron con ella: “Me daba vergüenza, psicológicamente te deja muy tocado”.
Cuando recuperó su piso, se lo encontró totalmente vacío: “Las
vecinas me decían que los muebles de mi madre se los habían llevado cuando a mí
me habían dicho que estaban en una habitación. No había ni lavadoras ni cortinas”.
Respiró aliviaba al ver que no había nada roto. Sin embargo, decidió vender el
piso tras recuperarlo.
[[QUOTE:PULL||| “¿Por qué no echamos al moroso en 24 horas a la calle y al que lo necesita le subvencionamos el alquiler?”]]
“Yo no quería vender el piso, pero la inseguridad jurídica por el Real Decreto te obliga", afirma. Este es el Real Decreto ley 11/2020, que impide el desalojo de personas en estado de vulnerabilidad. Recientemente, el Consejo de Ministros lo prorrogó hasta final de 2025. “Este decreto solo protege al inquilino moroso. Si todavía ayudara al vulnerable…”, afirma Paqui, molesta por la situación. “Los propietarios no somos el escudo social”, afirmaba en la entrevista. Pidió otro tipo de soluciones: “¿Por qué no echamos al moroso en 24 horas a la calle y al que lo necesita le subvencionamos el alquiler?”. Piensa que si hubiera más seguridad, mejoraría la situación del alquiler: “Estoy en un club de petanca y la mayoría tienen un piso para su jubilación, pero no lo van a alquilar por miedo”.
Paqui confiesa que su lucha es apolítica: “Cuando llegan
elecciones siempre he votado al que creía que tenía mejor programa. He votado
al PSOE, he votado al PP… y que digan que somos fachas me duele en el alma”.
Ella pertenece a la Asociación de propietarios de viviendas contra la
inseguridad jurídica (APROVIJ): “Entre en un grupo por casualidad y al ver que
había tanta gente como yo, que jamás hubiera pensado que había tanta, decidimos
hacer la asociación”. Explicó que su objetivo es luchar contra la inseguridad
jurídica y contra el decreto que ya ha sido prorrogado: “Tiene muchas lagunas
que perjudican a todos, también al inquilino vulnerable”. Reconoce que en la asociación
hay casos aún más complicados, como el de Kathy.
[[QUOTE:PULL|||“No tengo necesidad de luchar por esto con 66 años, pero la situación me ha dejado marcada"]]
“No tengo necesidad de luchar por esto con 66 años, pero la
situación me ha dejado marcada. Es el piso donde nací y lo he tenido que vender
por la inseguridad”, afirma Paqui, tremendamente dolida por tener que
deshacerse de sus recuerdos. “Hago un llamamiento para que la gente nos apoye, incluso
cualquier propietario que simplemente tenga su piso alquilado. Hoy soy yo, pero
mañana puede ser cualquiera”, explica. También pidió que las autoridades reciban
a los propietarios al igual que al sindicato de inquilinos: “Hemos mandado
correos y mensajes por ‘X’ a la ministra y no contesta. ¿Por qué a nosotros no?
Que escuche también nuestra versión”, solicita.
En las últimas semanas también ha estado en el foco la
posible reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal propuesta por el PNV, que
fue aprobada en el Congreso y vetada en el Senado, y buscaba juicios rápidos
para los casos de allanamiento y usurpación. Paqui se mojó sobre esta propuesta:
“Ayudaría mucho si se realiza con okupas e inquiokupas”. Explica que hay una
nueva moda en la okupación para evitar cometer allanamiento: “La gente alquila, paga un mes o dos y a partir de
ahí se queda en el piso sin pagar”.
Pese a que Paqui pudo recuperar su piso, el calvario no ha terminado para ella: “A mí me deben 17.000 euros. No he recuperado nada y estoy a la espera de que la embarguen. Pese a que la sentencia le obligue no ha saldado la deuda”. Explicaba que sabe que el que fuera su inquiokupa trabaja, pero que ni le paga ni le embargan nada.