Joan Laporta y el Barcelona llevan muchos mercados de fichajes jugando con fuego y esta vez han llegado al límite con Dani Olmo. Si durante los últimos veranos algunas de las incorporaciones han visto retrasado su estreno en LaLiga hasta la jornada dos o tres por no poder ser inscritos al no cumplir el club con el «Fair Play» financiero, aunque finalmente siempre llegó a tiempo una «palanca» para encontrar una solución, con Olmo en este invierno se ha acabado el plazo y la entidad espera un último giro para que las consecuencias no sean terribles ya no sólo en la pérdida de prestigio, también deportivas y económicas.
La situación a 1 de enero es que Dani Olmo ha sido dado de baja por LaLiga, lo mismo que Pau Víctor. El fichaje del pasado verano ha jugado la primera parte de la temporada ocupando el puesto de Christensen, lesionado de larga duración, pero el danés ha vuelto a ser inscrito y el Barcelona tenía que buscar una fórmula para obtener «Fair Play» e incluir de nuevo a los dos atacantes antes de que acabara el año. Lo intentó en los últimos días de 2024 por la vía judicial en dos ocasiones, pidiendo la cautelar, como ya sucedió con Gavi en 2022, con éxito; pero esta vez se la denegaron.
La siguiente alternativa de Laporta para encontrar dinero a contrarreloj fue la venta de parte de los Palcos Vips del futuro Camp Noy a inversores de Oriente Medio para los próximos 20 años a cambio de 100 millones, lo que sí permitiría incluir en la plantilla a los dos futbolistas. Esta documentación se estuvo manejando, pero LaLiga quería garantías, para que no se repitiera el caso de Barça Studios, una «palanca» cuyos pagos no se llegaron a realizar al completo. Finalmente, el organismo emitió un comunicado. «LALIGA informa que, a la fecha de hoy, 31 de diciembre, el FC Barcelona no ha presentado alternativa que, atendiendo al cumplimiento de la normativa de control económico de LALIGA, le permita inscribir ningún jugador a partir del próximo 2 de enero». Por tanto, pasada la medianoche del 31 de diciembre, procedió a borrar de la lista de inscritos a Olmo y a Pau Víctor y a reintegrar a Christensen. Si se miran dos artículos del reglamento de la Real Federación Española de Fútbol, no hay marcha atrás. El 140, en su apartado cinco, habla de que «los/as futbolistas cuya licencia se cancele, no podrán, en el transcurso de la misma temporada, obtener licencia en el mismo equipo del club al que ya estuvieron vinculados». El 130, punto dos, dice: «Un/a futbolista podrá estar inscrito/a en un solo equipo de un club, sin posibilidad de ser dado de baja y alta por el mismo en el transcurso de la misma temporada, salvo caso de fuerza mayor o disposición reglamentaria».
Los dos jugadores, por tanto, no podrán ser inscritos hasta la próxima temporada, una vez que han sido dados de baja. El comunicado de LaLiga llegó poco después de otro de la entidad azulgrana: «El FC Barcelona informa que ha solicitado a la Federación Española de Fútbol (RFEF) una nueva licencia por los jugadores Daniel Olmo y Pau Víctor». Se agarra a ese «caso de fuerza mayor» del artículo 130.2 porque, según informa EFE, espera en 48 horas tener depositados parte de esos 100 millones de euros de los palcos, la garantía, aunque la operación está ya fuera de plazo. El club no ha entrado en dar muchas más explicaciones.
La participación de los dos futbolistas lo que queda de curso está muy en el aire. En el caso de Pau Víctor, perdería la ficha del primer equipo y la opción podría ser que se marchara cedido. Olmo tiene una cláusula que le haría quedar libre en caso de no poder ser inscrito. Podría marcharse gratis y tendrían que pagarle la ficha íntegra que tiene hasta 2030. Costó 55 millones el pasado verano (todavía faltan cantidades por pagar al Leipzig) y apenas ha podido disputar 15 partidos. La sensación de ridículo, que ya es por todas las peripecias que han llevado a este extremo, se multiplicaría todavía más.
Mientras, el futbolista escribió un mensaje en sus redes sociales diciendo: «Es hora de 2025», con el gesto que hace cuando celebra los goles señalándose el reloj y acompañado de dos corazones de color blaugrana, los colores de un equipo en el que creció en la cantera, pero que puede ser efímero para él en su regreso este curso como contratación estrella. Tiene vía libre para irse y es un chollo de mercado en su situación actual. Si se queda sin ser inscrito, tendría que estar medio año parado viendo a sus compañeros desde la grada.