El almanaque marcaba jueves primero de enero de 1959. Sobre las cinco de la madrugada, por Radio Rebelde que estaba en ese momento en Palma Soriano, Fidel dictó a los jefes de columnas las órdenes precisas para no detener el fuego ante la traición de Eulogio Cantillo: el tirano Fulgencio Batista había huido y se gestaba una componenda en la capital para frustrar el triunfo revolucionario con una junta cívico militar.
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