Con el anuncio del presidente electo Donald Trump sobre deportaciones masivas de migrantes irregulares, la relación entre México y Estados Unidos enfrenta un nuevo desafío. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha respondido con un plan preventivo para apoyar a los connacionales que puedan ser afectados.
La situación reaviva las tensiones en una relación ya marcada por la dependencia económica mutua, la diferencia de ideales y los retos migratorios. Aun así, el analista José Carlos Requena cree que será una relación más estrecha de lo que las tensiones puedan hacer creer.
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Donald Trump ha anunciado que su administración priorizará la deportación de migrantes indocumentados. Esta medida incluye a mexicanos y a migrantes de otros países que utilizan México como ruta hacia Estados Unidos. En entrevista con La República, José Carlos Requena subraya que, aunque las declaraciones de Trump suelen ser "extremas", su implementación integral es poco probable debido a los costos y la logística que implica asegurar una frontera tan extensa como la de ambos países.
Las medidas propuestas, como reforzar los controles fronterizos constantes o construir un muro entre sus fronteras, enfrentarían obstáculos significativos. “Es una frontera muy larga y con espacios muy porosos, que a pesar de todas las medidas de seguridad que se toman, no dejan de colarse migrantes. Tendrías que minar la frontera o tener que hacer un muro costoso difícil de manejar”, menciona el especialista.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha hecho declaraciones sobre la preparación para recibir a migrantes mexicanos. La mandataria explicó que la Secretaría de Gobernación, liderada por Rosa Icela Rodríguez, está trabajando con gobernadores de estados fronterizos para garantizar una transición digna. Este plan incluye:
Aun así, ha expresado esperanzas de que estas situaciones no se materialicen. En este contexto, Requena sostiene que la retórica de Trump siempre ha sido de “volumen 10”, pero la realidad llega al “nivel 4 o 5”, refiriéndose a las limitaciones prácticas para cumplir con promesas como deportaciones masivas o la construcción de un muro infranqueable. “La presidenta (Claudia Sheinbaum) está un poco apuntando a lo que fue el primer periodo de Trump, en el que dijo muchas cosas altisonantes, pero al final lo que podía hacer era solo una parte de eso”, explicó.
La relación entre México y Estados Unidos está influenciada por temas históricos como el narcotráfico y las migraciones. Requena identifica al narcotráfico como un factor constante de tensión entre ambas naciones: mientras Estados Unidos mantiene su lucha antinarcóticos, México enfrenta una realidad compleja en la que el narcotráfico tiene una influencia considerable en ciertos sectores económicos y territoriales. “México hace lo que puede en la formalidad, pero también mira al techo en muchos aspectos”, señala.
Además, el especialista indicó que México enfrenta el reto de equilibrar su papel en la creciente bipolaridad entre Estados Unidos y China. Este contexto complica la dinámica bilateral, pues México depende económicamente de su vecino del norte, pero también busca diversificar sus alianzas internacionales
A pesar de las tensiones, Requena sostiene que "los espacios para desenlaces radicales son limitados". Ambos países comparten una dependencia mutua que dificulta rupturas extremas. Los posibles escenarios incluyen:
Además, para el futuro de la relación bilateral, Requena anticipa un escenario de tensiones controladas por la dependencia común que limita los espacios para desenlaces radicales, como deportaciones masivas o la ruptura de relaciones diplomáticas. Las tensiones podrían manifestarse a nivel retórico, pero las acciones concretas estarán mediadas por la realidad institucional y económica.
En cuanto al segundo mandato de Trump, el experto considera que será menos sorpresivo, ya que su estilo y limitaciones ya son conocidos. Además, contar con un interlocutor como el exsenador Marco Rubio como secretario de Estado podría facilitar un diálogo más fluido.
