No ha sido fácil tomar la decisión, hay muchas ilusiones, vínculos emocionales y muchos años de duro trabajo, pero en estos momentos no disponemos del tiempo necesario para gestionar este negocio hostelero y la mejor alternativa es que el Ohlala sea gestionado por una nueva dirección, con la motivación y la energía necesaria para seguir rentabilizando toda la infraestructura que ya posee el local.