"Estamos ganando 2 a 0. Es el peor resultado de todos, porque usted se duerme y lo llevan puesto" afirmó Javier Milei en un extenso reportaje reciente, a propósito de la trayectoria parcial de su administración. En efecto, más allá del resultado numérico que cada quien decida colocarle a este tramo de gestión libertaria, la foto actual entrega razones que sostienen el triunfalismo oficialista de fin de año. La desaceleración inflacionaria y la pax cambiaria (que demandó hace pocos días una intervención récord del Banco Central, a través del mercado de bonos) impulsan una mejora persistente de los indicadores de opinión pública. El último informe de D'Alessio IROL/Berensztein así lo confirma: no solo la aprobación al Gobierno alcanza un nuevo máximo en el año (54% apoya y 46% rechaza), sino que la inflación pasó a ser una preocupación de segundo orden y ya hay una mayoría que percibe una mejor situación económica que el año pasado (55% dice estar mejor y un 44% peor).
En momentos del calendario donde aflora nuestro impulso sintetizador, corremos el riesgo de sesgar nuestros balances y pronósticos en virtud de una coyuntura que luce actualmente ventajosa. En el transcurrir de nuestras vivencias, solemos manejarnos entre visiones triunfalistas y pesimistas, aunque en rigor, bastantes menos cosas resultan tan arrolladoramente geniales o abrumadoramente catastróficas como en algún momento hemos llegado a pensarlas. En paralelo, si hay algo que persigue a nuestra condición humana de manera cada vez más asfixiante es la vivencia de lo cambiante.
Coyunturas individuales, cuanto más disyuntivas sociales terminan siendo capturadas por la reproducción de lo incierto o la maduración acelerada de lo improbable. Esto hace que en nuestra vida, pero también en la política, las cosas sean, en general, más difíciles de lo que parecen. Con su reciente frase futbolera el presidente parece haber tomado nota de esto, sobre todo, ante ciertos nubarrones que se vislumbran desde los mercados internacionales, las finanzas globales y la política doméstica y que tendrán su desarrollo al compás del calendario electoral de 2025. Aun siendo un autoproclamado bilardista, Milei está dispuesto a defenderse atacando, en lo que es más un menottismo vergonzante, dispuesto a acelerar ante las tensiones que se le acercan.
Los sectores de exportación más dinámicos del país afrontan condiciones externas desafiantes. Por un lado, las dificultades en el sector agrícola han empezado a copar la atención del gran público a partir del anuncio de default de los pagarés de Surcos, Agrofina y Los Grobo. Una conjunción de tipo de cambio bajo, alza de los costos en dólares y retenciones inmodificadas se agrega sobre precios internacionales bajos, en especial de la soja, situación que los analistas esperan que se mantenga por algún tiempo más.
Por su parte, las expectativas de caída del precio del petróleo a un promedio anual más cercano a u$s70 por barril se ciñe sobre un aumento de la oferta global y el arribo de Trump al poder, que con su ‘Drill, Baby, Drill' podría incluso llegar a compensar los shocks que provengan desde Medio Oriente. ¿Puede ese contexto entrar en tensión con el espectacular despegue de Vaca Muerta? La fuerte caída en la cotización del litio en el transcurso de este año ha dado muestras de la cautela con que deben manejarse ciertos proyectos mineros locales, que encontrarán oportunidades destacables en el mediano y largo plazo con el cobre, mientras en lo inmediato no puede descuidarse el fuerte predominio del oro y la plata.
En relación con el mundo financiero, Argentina fue una fiesta en 2024 entre subas de bonos y acciones, con ADRs del mundo bancario que treparon hasta 300% en dólares, a partir de cotizaciones extremadamente bajas y una confianza creciente en la consolidación fiscal de Milei. Como contrapartida, el riesgo país llegó a sus niveles más bajos desde 2018 y nuestro perfil crediticio podría seguir mejorando si continúa el cumplimiento del cronograma de pagos de deuda externa, como el que se afrontará en bonos soberanos a principios de enero.
Aun así, quedan por definirse los términos del próximo acuerdo con el FMI, en donde irrumpió en estos días la designación de Mauricio Claver Carone como enviado del gobierno de Estados Unidos para América Latina. Aquello deja un sabor amargo para el gobierno argentino por la vieja pelea que arrastra el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con Guillermo Francos y su magra valoración de Luis Caputo. Además, una política fiscal expansiva de Trump llevaría a un nuevo ciclo de suba de tasas por parte de la Reserva Federal, lo que podría configurar un shock negativo para los activos de países emergentes. ¿Qué ocurriría con los activos domésticos en caso de una corrección en los mercados globales?
Fijándonos en la dinámica de configuración electoral para las Legislativas del año próximo, el mercado espera nada menos que un triunfo contundente de las fuerzas que apoyan el actual rumbo liderado por los libertarios. No obstante, hasta ahora no hemos asistido a un esfuerzo de construcción política que tienda a homogeneizar la oferta de un espacio de esas características. Por el contrario, las fricciones entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO se profundizan día a día, incluyendo la decisión de Jorge Macri de desdoblar los comicios en la Ciudad de Buenos Aires.
Más aún, con el esbozo del presidente, aún no definitivo, de descartar acuerdos locales, LLA podría salir a disputar con listas propias en territorios gobernados por el radicalismo y por fuerzas provinciales, que en muchos casos son altamente competitivas. Según el informe de Indicadores de Preferencias Políticas (IPP) que elaboramos mensualmente con D'Alessio IROL, el Gobierno cuenta con un piso de apoyo nacional del 35%. ¿Alcanza esto como para darle al mercado el resultado que espera? Sabemos que la política está siempre preparada para "meter la cola".
Este 2024 concluye para el Gobierno con sus expectativas trazadas para este momento de la gestión cumplidas. Las ventajas no son absolutas, sobre todo cuando quedan por abordarse cuestiones estructurales de competitividad y desarrollo que aparecen intermitentemente en agenda. En sus escritos sobre "Labor, trabajo y acción", Hannah Arendt destaca que una de las características fundamentales de la acción humana es su imprevisibilidad. Incluso cuando todo parezca orientado hacia un final predeterminado, las sorpresas suelen estar allí esperándonos, más cerca de lo que las hubiésemos imaginado recoger. Llegamos hasta aquí, pero todavía quedan más capítulos para seguir descubriendo el advenimiento de lo improbable.