El observatorio meteorológico brasileño MetSul ha emitido un aviso sobre el fenómeno de La Niña, el cual está comenzando a manifestarse en el Océano Pacífico. Esta variación climática, que muchas veces provoca alteraciones significativas en el clima de la región, se prevé que tendrá efectos visibles, especialmente en las temperaturas en Uruguay.
La agencia meteorológica de EE. UU., NOAA, se espera que confirme este fenómeno en los próximos días. A pesar de algunas dudas sobre su concreción, MetSul señala que las condiciones atmosféricas ya mostraban indicios de La Niña.
El comunicado indica: “Aunque las condiciones atmosféricas ya mostraban signos de La Niña, las anomalías de la temperatura de la superficie del mar aún no eran consistentes con el fenómeno”.
A pesar de que La Niña ya está presente, MetSul indica que el fenómeno se encuentra en una etapa inicial y no se espera que tenga una duración prolongada. A diferencia del evento de 2023, que fue más intenso, este nuevo episodio podría tener una duración de entre tres y cinco meses, según modelos climáticos proyectados.
Los efectos climáticos de La Niña suelen incluir una disminución en las precipitaciones y un aumento de las temperaturas. Sin embargo, el organismo aclara que no se anticipan los extremos climáticos que se experimentaron anteriormente. “Durante un evento de La Niña, las aguas del Océano Pacífico ecuatorial central y oriental se vuelven más frías de lo normal. Esto tiene efectos significativos en los patrones de viento, precipitación y temperatura en todo el mundo”, sostiene el comunicado de MetSul.
Históricamente, La Niña ha estado asociada a eventos de sequía y cambios adversos en el clima, lo que ha generado preocupación especialmente en el sur de Brasil y países vecinos como Uruguay, Argentina y Paraguay. El último evento prolongado de La Niña ocurrió entre 2020 y 2023, causando sequías y una crisis hídrica en estos países.
El retraso en la manifestación de La Niña, cuya presencia se prevé a principios de enero, ha llevado a que las temperaturas actuales no sean las esperadas. Según el meteorólogo de Nimbus Weather, Juan Luis Pérez, “estamos en un episodio de advertencia Niña. La Niña está instalada desde hace ya un par de meses. Ha hecho que el sesgo térmico que se suele dar en verano no se vea tan pronunciado”.
El fenómeno La Niña es una fase del ciclo climático conocido como El Niño-Oscilación Sur (ENSO) y se caracteriza por el enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico ecuatorial. Este fenómeno ha sido documentado desde finales del siglo XIX, aunque su comprensión científica completa se ha desarrollado más en las últimas décadas.
La Niña tiende a causar una variedad de impactos climáticos en distintas regiones del mundo, incluidas sequías en algunas partes y precipitaciones intensas en otras.
Una de las primeras descripciones del fenómeno data de la década de 1950, cuando los científicos comenzaron a reconocer patrones de anomalias en las temperaturas del océano y su correlación con eventos climáticos extremos.
Desde entonces, La Niña ha sido responsable de variaciones climáticas significativas, que han impactado tanto en la agricultura como en la economía de varios países, especialmente en América del Sur, Asia y Australia.
A lo largo de la historia, ha habido varios episodios intensos de La Niña que se han destacado por sus efectos perjudiciales:
La Niña suele ocurrir de manera irregular cada 2 a 7 años, y aunque no todas las ocurrencias son iguales, las estadísticas en torno a sus efectos son significativas. Se estima que alrededor del 40% de las ocurrencias de La Niña están asociadas con sequías severas en la región del Cono Sur, principalmente en Argentina, Uruguay y Paraguay. Esto ha llevado a que los países que dependen de la agricultura se vean severamente afectados en sus producciones granarias.
Las temperaturas en áreas afectadas por La Niña tienden a ser más frías de lo normal, lo que puede influir en la producción alimentaria. Las fluctuaciones en el clima como resultado de La Niña pueden causar costos económicos considerables, afectando desde las cosechas hasta la generación de energía, ya que las sequías impactan la disponibilidad de recursos hídricos necesarios para la generación eléctrica.