EL TIEMPO PASA Amores de una tarde intensamente frágiles y hermosos. He vivido la bárbara batalla de ir agotando asaltos al cariño y era imposible asediar un planeta con los besos, mudarlo en la razón de cada día. Y darme por vencida fue el descanso de cualquier adversario que conozco. Amores de una tarde, rosas que se preparan a la muerte antes que el Sol las mustie o las haga caer con un gemido. Amores de una tarde; no da tiempo a pensar en mañana o repetir un acto codicioso. En cada instante un mundo que se extingue, en cada movimiento más de un siglo. No he de buscar un nombre a esos amores, no tendrán por testigo la pereza. No exhalarán herrumbres de agonía ni cicatrizarán anestesiados. Ellos sí son verdad: Nunca pactaron con un amor extraño a su hermosura o con un enemigo imprescindible. ALICE DISFRAZADA DE GATA Delante del espejo, solo por un instante como sueles moverte, o el paso imperceptible o ser casi una sombra si no insistes. Apropiada comida y tu cesto egoísta y la suave apetencia de la tranquilidad. Y si aparece el celo que acaricie una mano tu trasero; escaparte, llamar esa llamada, exhalar un perfume, perfilarte los labios y sonreír a todos zorramente. Mientras tanto, con frialdad recibe los regalos, que haya besos y abrazos tendidos en la alfombra. Pasa tu lomo por los pies de mamá; busca el regazo dulce que hasta la primavera quedan meses desnudos con pliegues solitarios… Olvida las promesas que aprendiste a hacer con las palabras. Debajo de la arcada mayor que tiene el puente guarda su nido un pájaro rarísimo. Acecha sus costumbres, sus fabergé preciosos… Vigila cuándo sale, cuándo limpia sus plumas para los esponsales y paraliza el pulso y cázalo deprisa.