Estados Unidos ya alcanzó un hito similar al que ha obtenido China estos días con el lanzamiento de su primer caza de sexta generación. La semana pasada, un video y varias fotografías de las redes sociales mostraron al nuevo avión chino realizando un vuelo de prueba durante el día, junto a un caza biplaza Chengdu J-20S, que sirvió como avión de persecución.
Medios de defensa de todo el mundo se hacen eco del primer vuelo experimental del caza chino, pero se olvida que en 2020, la Fuerza Aérea estadounidense ya voló un prototipo de su caza de sexta generación, el Next Generation Air Dominance (NGAD), desarrollado por Lockheed Martin, demostrando su liderazgo en la tecnología militar. Este logro, que ha pasado desapercibido para muchos, subraya el compromiso continuo de EEUU con la innovación en la aviación militar, según explica Caleb Larson en la publicación especializada en defensa "1945".
La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) ha mantenido en reserva los detalles sobre el programa NGAD. Sin embargo, se conoce que el diseño de este futuro caza se aleja de las formas tradicionales de los aviones de combate y se aproxima más a la configuración de un avión sigiloso de largo alcance, similar a una versión reducida del bombardero B-21. En 2017, el general Herbert “Hawk” Carlisle, excomandante del Comando de Combate Aéreo, declaró que el NGAD podría tratarse de un “avión de combate de penetración”, caracterizado por su gran autonomía y una mayor capacidad para eludir los radares en comparación con los modelos existentes.
El NGAD supone un salto generacional en comparación con los aviones de combate anteriores. Uno de los pilares centrales del diseño del NGAD es su alcance excepcionalmente largo, necesario para las enormes distancias del Indo-Pacífico. Para lograr esto, el NGAD contará con grandes reservas internas de combustible y motores de ciclo adaptable que logran una eficiencia de combustible superior. Se espera que estos motores generen mucha más energía eléctrica que los sistemas de propulsión actuales, lo que permitirá el uso de armas de energía dirigida, como los láseres.
El sigilo es otro factor vital del programa NGAD. Aunque el F-22 es actualmente el caza más sigiloso en servicio, el NGAD será significativamente más difícil de detectar. Esto se debe a un diseño sin cola, nuevos recubrimientos furtivos y otros materiales avanzados. Además, el NGAD incorporará medidas para reducir su firma infrarroja, limitando las temperaturas de escape del motor.
Sin embargo, uno de los aspectos verdaderamente revolucionarios del NGAD será su conjunto de sensores, mejorado gracias a la inteligencia artificial. El aprovechamiento de la IA proporcionará a los pilotos niveles de conocimiento de la situación sin precedentes, lo que mejorará la toma de decisiones durante el combate. El NGAD volará en conjunto con plataformas no tripuladas, lo que aumentará su potencial para dominar a los cazas enemigos.
Si bien el programa NGAD se encuentra actualmente en pausa debido a su alto costo, estimado en 300 millones de dólares por avión (el F-35 sale por unos 80 millones), la Fuerza Aérea de EEUU está trabajando para abordar este desafío. A pesar de los avances de China en la aviación militar, EEUU se mantiene firmemente a la cabeza en la búsqueda de la superioridad aérea de sexta generación. Probar un caza de sexta generación es un logro significativo para China, pero es prematuro declarar que EEUU ha perdido la carrera. La innovación y la experiencia en tecnología militar de EEUU siguen siendo inigualables.
