El 2024 se despide como el año en el que la vivienda ha escalado al primer plano de la agenda política por la magnitud que ha cobrado como problema social. Una crisis a la que el Banco de España puso números en abril al situar un déficit para 2025 de 600.000 casas en todo el país -más tarde con Escrivá como gobernador se redujo a medio millón- y que será materialmente imposible de resolver en 365 días. El año que entra vendrá con precios aún más altos en compra y alquiler y las mismas dificultades o más para acceder a una vivienda, sobre todo entre los jóvenes y las clases más vulnerables. Los avales públicos a las adquisiciones, y las...
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