José Luis Ysern Goenechea, ahora marino mercante en California, se acuerda bien del 9 de marzo de 1988 porque «aquella tarde de Castellón era la primera vez que actuaba en una feria importante». «Cuando llegué al patio de cuadrillas y vi a Enrique Ponce , me impresionó. Aparte de que era un niño, parecía todavía más niño . Lo que nunca imaginé es que fuera a ser la figura del toreo en la que se ha convertido», reconoce. El relato concuerda con lo que escribió Andrés Amorós en la biografía del maestro de Chiva: «Durante el paseíllo, una señora se levanta de la barrera y dice: '¡Qué cosa más bonita, un niño haciendo el paseíllo con los toreros!'». No exactamente,...
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