El año toca a su fin y al cierre del ejercicio de 2024 las tendencias en las urnas se consolidan. Pese a que no existe tensión electoral, Pedro Sánchez repite hasta la saciedad que agotará el mandato, los datos que recoge la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN no arrojan el más mínimo incentivo para que el presidente del Gobierno precipite un adelanto electoral. Si hoy hubiera comicios generales, el PP no solo sería la fuerza más votada, como ya ocurriera el 23-J, sino que Alberto Núñez Feijóo podría gobernar plácidamente, con una holgada mayoría absoluta de la mano de Vox. El PSOE sufriría un retroceso, pero esta caída no alcanzaría las dimensiones de debacle, debido, en parte, a que se sostiene a costa de vaciar electoralmente a sus socios de coalición, Sumar. Con la gestión de la DANA todavía presente y con el sentimiento aún vivo de descrédito político, son los de Santiago Abascal quienes logran pescar en este río revuelto de desafecto. Vox avanza respecto a la encuesta de hace un mes y lograría mejorar su representación actual en el Congreso.
El PP volvería a ser la fuerza más votada con el 35,1% de los votos y entre 150 y 152 diputados. Los de Núñez Feijóo acusan un ligero desgaste y pierden fuerza respecto a los datos de hace un mes, pero consolidan su ventaja sobre el PSOE que se ubica ya a 35 escaños. Una distancia insalvable hacia La Moncloa. Los populares son el partido con mayor fidelidad de voto, un 90,1%, pero deben vigilar la retaguardia: en el último mes ha aumentado un punto su trasvase de voto hacia Vox (4,7%). El partido que lidera Abascal es el gran beneficiado del contexto de crispación actual (13,9%). Crece respecto al barómetro de noviembre y aumentaría sus escaños hasta los 40/42, lo que le permitiría erigirse como el aliado imprescindible para un futuro gobierno de Feijóo, sin necesidad de sumar a otros socios. El escollo que le aleja a día de hoy del poder. De su mano, alcanzaría, como mínimo, los 190 diputados. Vox aumenta su fidelidad de voto en esta coyuntura (85,2%) y logra frenar la fuga de votantes al PP en dos puntos y medio en un mes.
Con un centroderecha pujante, el espacio a la izquierda se queda sin opciones de gobernar. El PSOE sigue acumulando otro mes de retroceso y caería hasta el 28%, esto es, entre 115 y 117 escaños, un millón de votos menos que el 23-J. Sin lograr presentarse como alternativa refugio en la gestión de la DANA y cercado por los escándalos de corrupción del «caso Koldo» o las investigaciones al entorno del presidente del Gobierno, Sánchez logra cierto control de daños y solo se dejaría entre cuatro y seis escaños respecto a los 121 que le permitieron mantener el poder hace un año. Esto se debe a que los socialistas aguantan a costa de sus socios de coalición. La plataforma de Yolanda Díaz le cede un 20% de sus electores.
Con el espacio a la izquierda por reconstruir, Sumar estaría hoy al límite de poder constituirse en grupo parlamentario propio, con el 5,3% de los votos y entre 7 y 8 diputados. El proyecto fallido de la vicepresidenta segunda se dejaría entre 23 y 24 escaños en un año y medio y apenas conserva al 33,2% de quienes les apoyaron el 23-J. El agujero electoral se produce por su izquierda, Podemos le «robaría» hasta el 30,9% de sus electores y, concurriendo en solitario, los morados alcanzarían la misma representación que cuando lo hicieron en coalición, entre cuatro y cinco diputados.
En la pugna nacionalista, el pulso entre PNV (5) y EH Bildu (6) se mantiene en las mismas cotas de representación que arrojó el 23-J, lo que supone que los abertzales consolidan su ventaja sobre los jeltzales. La negociación presupuestaria será clave en su pugna por arrancar políticas concretas al Gobierno. Más apretada está la lucha en clave catalana, del actual empate a 7 que existe en la Cámara, Junts lograría rentabilizar las cesiones de Sánchez y crecería en un representante, el mismo que perdería ERC. Con los liderazgos ya «renovados en ambas formaciones, los de Puigdemont pasarían a los 8 y los de Junqueras retrocederían a los 6 diputados. El clima de polarización y desafección se percibe también en la participación en una eventual cita electoral. La abstención subiría del 33,4% al 35%, esto es, casi 700.000 españoles se quedarían en su casa si hoy hubiera elecciones.