Luis Pérez se define a si mismo como un "exadicto al alcohol y a la cocaína".
A los 14 años probó las drogas por primera vez y a los 20 se vio obligado a vender las joyas de su familia para pagarse las adicciones. "Con esfuerzo y dedicación", en unos cuantos años consiguió superarlo y ahora ha encontrado su vocación ayudando a los demás.
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