Miradas expectantes. Música de misterio. Luz tenue en el escenario, que apenas deja ver unos grandes dados de cartón que, entre ellos ―uno encima del otro―, forman la palabra POETA. Al lado de estos, un enorme Chamaquili ―también de cartón―, con la mano extendida hacia arriba, como si fuera él quien hubiera colocado los dados en esa posición. Un laúd. Luces parpadeantes que vislumbran los globos. Más música de misterio. Silencio. Acción.
Salen a escena dos jóvenes repentistas recitando un poema que, probablemente, una buena parte de Cuba conoce. Se trata del primer texto que vio la luz bajo la colección Mapá, de la Casa Editora Abril, y que, desde entonces, encabeza cada libro de la saga poética de Chamaquili.
Así comienza Planeta Chamaquili, primer espectáculo infantil dirigido por Oralitura Habana y que vio la luz en julio de este año en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. La puesta en escena, como su nombre lo indica, está inspirada en el popular personaje al que el reconocido escritor y repentista Alexis Díaz-Pimienta dio vida con sus versos y el inolvidable ilustrador Jorge Oliver diera cuerpo con sus trazos.
Oralitura Habana es un proyecto sociocultural que apuesta por el rescate y fomento de las tradiciones orales de Cuba, en especial el punto cubano ―declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad― y, dentro de este, la décima oral y escrita.
Dicho proyecto, no obstante haber alcanzado su popularidad en el programa televisivo Al Mediodía, con sus décimas a los invitados a tal espacio, en su empeño por acercar este arte oral al mayor público posible, ha utilizado diversas vías.
Talleres de improvisación poética, la fusión del repentismo con otras manifestaciones artísticas (neorrepentismo), shows radiales, espectáculos improteatrales y poético-musicales, la organización de un evento bienal… han sido caminos por los que ha transitado Oralitura Habana ―que en septiembre del presente año arribó a su quinto aniversario― bajo la premisa de no dejar morir la tradición, sino de mostrar este arte ―nacido en las zonas rurales― en la ciudad, y darle visos de modernidad.
Y no podía ser de otro modo, porque este proyecto, liderado e integrado en su mayoría por jóvenes, tiene como público meta precisamente las nuevas generaciones, por lo que, para llegarles, todo el tiempo se están reinventando en busca de ajustarse a sus códigos.
Aunque Oralitura Habana respeta mucho el trabajo con la infancia, puesto que es muy distinto al de los adultos, ya que trabajar con niños requiere mayor entrega y preparación, en 2022 se aventuraron e impartieron uno de sus talleres Viaje al centro de la improvisación poética a infantes de entre seis y 12 años de edad. Y no temen seguir arriesgándose con este tipo de público, pues hace unas semanas presentaron su segundo espectáculo infantil.
El aniversario 35 de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño el 20 de noviembre; la celebración, en igual fecha, del Día Mundial del Niño (o Día Mundial de la Infancia, como también se le conoce); así como del 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, sirvieron de telón de fondo para Rimando con mis derechos. Esta fue una nueva propuesta escénica bajo el sello de Oralitura Habana, en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que igualmente se estrenó en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes con una función única en la tarde del domingo 8 de diciembre.
En declaraciones a Juventud Rebelde de Alex Díaz Hernández, líder de Oralitura Habana, y guionista y director artístico de Rimando con mis derechos, este espectáculo tomó el nombre y al mismo tiempo es un homenaje a un disco que se grabó ―también se hizo documental―, de la mano con Unicef, en los Estudios Abdala en 2008, a propósito de los 19 años de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño.
En la realización de ese álbum fonográfico, que en su momento fue nominado al premio Cubadisco, participaron, además de músicos, niños egresados de los Talleres Especializados de Repentismo Infantil, surgidos a partir de la creación de la Cátedra Experimental de Poesía Improvisada fundada en el 2000 por iniciativa de Alexis Díaz-Pimienta.
Como parte también del homenaje «se han hecho cápsulas de ese material para la televisión con los rostros de esos niños, que ya son adultos y la gran mayoría son padres como yo. Muchos de ellos actualmente son repentistas y algunos participan en este espectáculo», expresa Alex.
Planeta Chamaquili fue la primera función de Oralitura Habana dedicada a la infancia. Fotos: Ernesto Arturovich
«Enmarcado en la conmemoración del aniversario 35 de la mencionada Convención, lo primero que hicimos con Unicef fue Planeta Chamaquili, un espectáculo muy divertido y musical, porque el grupo base fue el de Enid Rosales. Y tuvimos niños que hicieron juegos de improvisación y con la rima».
Por su parte, Rimando con mis derechos fue una puesta en escena más variada y teatral, además de más compleja y seria. «Seria, porque tocamos temas como el de la Convención desde diferentes perspectivas», acota Díaz Hernández.
En este espectáculo también hubo juegos de improvisación y la sonoridad estuvo a cargo de un grupo base, que dio vida a la música campesina, que imperó en este reino de derechos.
Su concepción fue una verdadera audacia poética. Tuvo la particularidad de contar con un elenco diverso, en el que participaron artistas de diferentes provincias.
Además, como ya es costumbre en Oralitura Habana, junto a los noveles integrantes de este universo improvisado, actuaron destacados exponentes del género campesino y el arte en general, quienes sumergieron a los presentes en un mundo fantástico, cuyos protagonistas fueron dos «chamaquilis» dispuestos a todo para defender sus derechos.
