El Ministerio de Trabajo ha encendido las alarmas sobre las condiciones laborales de los conductores de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC). En un informe elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), se detallan los factores de riesgo psicosocial que afectan a estos trabajadores, en su mayoría jóvenes extranjeros.
La constante vigilancia, a través de sistemas de geolocalización, y la gestión algorítmica –sistema tecnológico que se usa para organizar, supervisar y evaluar el trabajo de los empleados–, han sido señaladas como principales fuentes de estrés y malestar.
La mayoría de los conductores de VTC provienen de entornos vulnerables. Son en su mayor parte inmigrantes jóvenes que buscan estabilidad económica, pero lo que encuentran en estas plataformas es una precariedad disfrazada de flexibilidad.
El informe describe una realidad inquietante: jornadas largas, ingresos variables, y una presión constante por aceptar viajes para así alcanzar un sueldo digno. Esas condiciones, sumadas a la inseguridad laboral inherente a este tipo de empleos, generan un cóctel de tensión psicológica y emocional.
Uno de los aspectos más preocupantes que revela el estudio es el impacto de la llamada “gestión algorítmica”. Los conductores, no solo tienen que lidiar con la incertidumbre de no saber cuánto ganarán al final de la jornada, sino también con la constante supervisión de sistemas de geolocalización que registran cada uno de sus movimientos.
Este nivel de control genera una sensación de vigilancia permanente que los lleva a un estado de estrés crónico. Además, la asignación de tareas y la evaluación de su desempeño dependen de algoritmos cuyas decisiones son opacas, y a menudo inapelables.
En este contexto, las consecuencias para la salud mental de los conductores resultan alarmantes. El INSST advierte de que la suma de estas condiciones puede derivar en problemas como agotamiento extremo.
La intensificación del trabajo, caracterizada por jornadas prolongadas y una alta demanda de viajes, amplifica el desgaste físico y mental. A esto se suma el aislamiento que acompaña a un empleo esencialmente individual, donde las interacciones humanas son limitadas y las oportunidades de apoyo social, inexistentes.
El informe también subraya la falta de control que sienten los trabajadores sobre sus condiciones laborales.
Los conductores no tienen posibilidad de influir en decisiones tan básicas como las rutas asignadas o los horarios de trabajo (a menudo, toda la noche o el fin de semana), lo que incrementa su sensación de impotencia.
Esta carencia de autonomía, combinada con la presión de obtener buenas valoraciones de los clientes para mantener su posición, genera un entorno laboral asfixiante.
Otro aspecto que destaca el informe es la precariedad económica que experimentan los conductores, quienes deben asumir los costos relacionados con el mantenimiento de los vehículos y, en muchos casos, afrentar penalizaciones impuestas por las propias plataformas por cancelaciones o demoras.
Tal situación agrava su vulnerabilidad y contribuye a la sensación de inseguridad constante. Además, el uso de sistemas de puntuación por parte de los clientes puede derivar en discriminación, dejando a los conductores expuestos a la arbitrariedad de evaluaciones subjetivas, e incluso agresiones e insultos.
Para abordar la situación, el INSST ha elaborado una serie de recomendaciones dirigidas tanto a las plataformas digitales como a las autoridades laborales. La transparencia es clave.
Las empresas deben proporcionar información clara sobre el funcionamiento de los algoritmos que determinan las condiciones de trabajo y las evaluaciones de los conductores.
Además, se insta a ofrecer contratos más estables y a mejorar las condiciones laborales para garantizar la seguridad y el bienestar de los empleados.
El informe enfatiza también la importancia de implementar programas de formación que ayuden a los conductores a manejar el estrés y a promover su bienestar psicológico. Propone la creación de espacios de apoyo para que los trabajadores puedan compartir experiencias y construir redes de ayuda mutua.
El documento deja claro que estas medidas deben ir acompañadas de una regulación adecuada que proteja a los trabajadores de las plataformas digitales, asegurando condiciones laborales justas y equitativas.