El nuevo año ya asoma a la vuelta de la esquina y, si no lo viéramos venir por el trasiego de los preparativos de Nochevieja, sería imposible no intuirlo en la retahíla de balances, recopilaciones y resúmenes que ocupan los medios estos días. Lo cierto es que el año ha sido atronador en lo informativo a todos los niveles, y ha pasado una factura excesivamente gravosa al nivel de polarización y de aspereza del tono del debate político y público. Por eso no sorprende que Oxford University Press haya elegido palabra del año 'brain rot', putrefacción mental, que describe el «supuesto deterioro de las facultades mentales o intelectuales, especialmente relacionado con el abuso de contenido digital trivial o poco estimulante». Curiosamente, el 2024 comenzaba con el mensaje de alerta del lector Antonio García sobre el riesgo de dar voz en el periódico a personas o causas banales o dañinas que buscan la visibilidad al calor de las redes sociales. A esta preocupación, el catedrático de Opinión Pública de la Universidad de Navarra, el profesor Manuel Martín Algarra apuntaba que « la función social del periodismo no puede afrontarse con desapego respecto a las consecuencias posibles de lo que se cuenta». En este sentido, podría decirse que la manera más propia del periódico para contrarrestar esta ola de putrefacción requiere de pulcritud en las formas y en la expresión, de reconocer y corregir los errores, y de trabajar con el máximo rigor posible. La buena noticia es que todos estos asuntos han sido objeto de las quejas y sugerencias de los lectores durante este año, lo que sitúa al periódico en la buena dirección. Ha habido debate estos meses sobre la cobertura dada a los insultos del presidente Milei , ante los que el periódico defendió la importancia de saber guardar las formas en la vida pública. También el necesario cuidado que requiere el uso de términos que están en el centro de batallas culturales que aspiran a modificar la realidad, o al menos su percepción, motivó una queja y la corrección de un artículo que se refería a un terrorista del IRA como 'preso político'. Ha sido también una tónica habitual la rápida asunción de los errores señalados por los lectores una vez se ha comprobado que tenían razón, poniendo una vez más de manifiesto la importancia de escuchar y valorar sus aportaciones. Han sido varias las ocasiones en las que los lectores han señalado erratas o pequeños errores que han sido corregidos siempre que ha sido posible. La supresión de capas de edición en el periódico sigue ocasionando que, en más ocasiones de las deseables, el periódico llegue a manos o a las pantallas de los lectores con errores que podrían haberse evitado. Sé de manera positiva que se sigue trabajando en encontrar una solución sostenible a este problema, y espero que el nuevo año permita a los lectores disfrutarla. En esta misma tónica, he recibido varios mensajes estas últimas semanas del lector Javier Venegas quien, desde Sevilla, señala cómo «de un tiempo a esta parte ha empeorado muchísimo la calidad de la impresión y encuadernación». Aunque no es responsabilidad de la redacción, parece seguir siendo preciso reforzar aún más si cabe el control de calidad de los procesos de impresión. Y el rigor ha sido, probablemente, la principal preocupación manifestada por los lectores , que lo han reclamado en el uso de determinadas palabras para evitar ambigüedades, o en la utilización de datos para ilustrar o argumentar una noticia. En ocasiones han debatido el uso de términos que han considerado ofensivos o imprecisos: pasó con la referencia al partido de Marine Le Pen como «extrema derecha tradicional», o con el término 'asesinato' para referirse a las consecuencias de las acciones del ejército de Israel. Tanto Juan Pedro Quiñonero como Mikel Ayestarán defendieron en estos casos su uso precisamente como muestra de rigor. Pienso que los lectores ya han escrito su lista de deseos para el año nuevo. Ojalá se conviertan en propósitos para los redactores de ABC, conscientes de que es la mejor manera de contribuir a una opinión pública bien informada.