Dicen que los jugadores formados en la cantera de cualquier club son los que más sufren las derrotas y los que más gozan las victorias, que son los que más sienten el escudo, que transpiran por cada por el amor por sus colores, que defienden la camiseta como nadie y que dejan en el césped el alma por el club que abrió la posibilidad de cumplir su sueño. En esa descripción embona a la perfección Ramón Juárez.El defensa central del Club América, el tricampeón del futbol mexicano, encuentra en Ramón a una pieza indiscutible del éxito logrado por el cuadro de André Jardine. Juárez es el americanismo en estado puro, un chico formado en el Nido de Coapa que se ha tenido que currar su presencia en el primer equipo, le ha costado más que a muchos, ha picado piedra y lodo para vivir este momento que hoy lo posiciona como candidato a llegar a Selección Nacional, porque brillar en América no es sencillo y hacerlo te coloca en la órbita del equipo nacional, porque si triunfas en el cuadro titular de las Águilas lo menos que tienes es buen futbol, además de personalidad y una mentalidad a prueba de todo.La imagen de las semifinales contra Cruz Azul en la que Ramón se jalonea con Ignacio Rivero dejan en claro que es un futbolista que no se arruga, que no da un paso atrás, que mira de frente a los rivales sin achicarse y sin rehuir al cuerpo a cuerpo, ya sea con la pelota rodando o detenida, apretó la camisa del capitán celeste y le sostuvo la mirada.Ese mismo día sacó a flote su capacidad en el juego ofensivo, cuando Cruz Azul había descontado en el marcador, un cabezazo suyo a la salida de un córner aplacó la reacción celeste y volvió a poner el juego en un escenario de campo minado para los cruzazulinos. Además, hay que recordar que en el Clásico Nacional de la fase regular, fue él quien marcó el gol de la victoria.Traje de obreroPero el ascenso de Ramón no ha sido sencillo, debutó en el primer equipo en 2019, de la mano de Miguel Herrera, en un equipo donde Emanuel Aguilera y Bruno Valdez eran los hombres fuertes de la retaguardia. Por esos 10 minutos que jugó en el Apertura 2019, en la Jornada 7 contra Pachuca, hubiera sido campeón, pero las Águilas cayeron en la serie contra Monterrey, por eso, el triunfo del pasado domingo fue especial para él.Tras el debut vinieron minutos a cuentagotas, su sitio más habitual era el del equipo sub 23, del que se erigió como capitán. Ante la falta de minutos se fue a Puebla y después recaló en San Luis, ahí coincidió con André Jardine, ahí fue donde el ojo clínico del entrenador brasileño detectó su talento.En el Apertura 2023, cuando Jardine llegó a Coapa lo sacó del filial y le dio sitio en el primer equipo; cuando el equipo acusó una serie de bajas en zona defensiva, Ramón dio ese paso adelante, sostuvo al equipo en retaguardia. En la Liguilla del Apertura 2023 entró de cambio en el juego de vuelta de la final contra Tigres, por fin saboreó ser campeón con el club de su vida.El torneo anterior fue donde más partidos ha tenido en el primer equipo, y en la Liguilla fue titular en los seis juegos del bicampeonato, pero en la última fiesta grande fue donde vistió de frac, fue su graduación con honores, titular en los siete juegos que llevaron al tricampeonato, fue un capo ante Toluca, se fajó ante Cruz Azul y negó al poderoso Monterrey, acciones que le han dado un peso importante.Ramón Juárez del Castillo es un águila de sangre real, el orgullo de casa y la mejor noticia para el americanismo de que un chico de sangre azulcrema puede convertirse en ídolo y en punto de referencia del Club América.RGS
