Dulce, la cantante falleció ayer a los 69 años de cáncer pulmonar.Fuerte, directa y sincera, como siempre fue; el pasado 4 de diciembre había comunicado, a través de sus redes sociales, que se iba a hospitalizar por recomendación médica. Así lo hizo, y aunque se especuló mucho sobre su cuadro de salud, pues se tuvo que someter a una operación – decorticación pleuropulmonar –; luego de que a principios de año ya había estado hospitalizada; lo cierto es que ayer la voz de la tamaulipeca se replicó por todos lados, apenas se dio a conocer su fallecimiento.Las notas de “Tu muñeca”, “Aún lo amo”, “Cara a Cara”, “Lobo” y “Déjame volver contigo” se escucharon tan fuerte, como contundente fue el timbre de voz que la distinguió y que la llevó por el sendero del éxito.De niña soñaba con ser cantante y, como buena norteña, no descansóhasta que logró su objetivo, convirtiéndose en una de las protagonistas de las mejores épocas que ha tenido la música en México.Esa era en la que las cantantes se distinguían por tener personalidad y estilo propios, no solo a través de los alcances de su voz, sino también de su imagen.La vida la llevó a encontrarse con personajes que serían clave para detonar la historia que ahora se le reconoce y la hará trascender, gracias al gran repertorio y personalidad que la distinguieron.Al dejar su natal Tamaulipas, en Monterrey conoció al grupo Tobby y sus amigos, que la invitó a unírseles; sin embargo, perseverante, como siempre fue, Dulce fue por más. Llegó aCiudad de México y ahí conoció a José José, quien fue otro de sus apoyos, al convertirse en su padrino; aunque su voz poco a poco la llevó a los principales escenarios del país hasta que Dulce, la cantante se empezó a leer en las principales marquesinas de los centros nocturnos y en los discos que, para entonces, eran el principal vínculo entre los cantantes y sus fans.El Patio, El Estelaris del Fiesta Palace y Premier fueron el punto de reunión con sus admiradores, que atraídos por sus canciones y esa personalidad que la hizo única, fieles no fallaban a sus presentaciones.Un paso más en la carrera de la tamaulipeca fueel éxito internacional. Acción que logró con la inspiración del maestro Armando Manzanero, al ser su intérprete en el Festival de Palma de Mallorca en 1978, con el tema “Señor Amor”.Experiencia “única” que “ha sido una de las cosas más grandes que me han pasado en la vida”, dijo la cantante en su momento.Inteligente y visionaria,supo adaptarse a los cambios que, con el paso del tiempo, ha tenido la industria musical, por lo que si bien el centro nocturno ya no era su centro de acción; si se le podía escuchar en los foros que ahora dan cabida a los cantantes. En mayo de este año, el reconocimiento que siempre la acompañó,se materializó en la sonora ovación que se escuchó en la velada.A la par dela música, seprobo en la actuación; Muñeca rota en 1978 marcó su inició en esa faceta; después su participación en Mujeres engañadas, Mundo de fieras, Más allá del puente y Muchachitas se convirtió en testigo de sus facultades para el arte histriónico, pero su pasión por la música siempre se impuso.Renuente a dar escándalos, siempre hablaba de frente y con la verdad, especialmente cuando se trataba de su vida privada, como cuando reconocía que el gran amor de su vida había sido Gonzalo Vega, quien desde su llegada a México la había deslumbrado. O bien cuando comentaba que a estas alturas de su vida, ella no andaba buscando romances con hombres jóvenes, pues ella era una señora que merecía un señor que la tratara como lo que era.Solidaria con su familia, especialmente con su mamá, a quien siempre apoyó; y después con su única hija –Romina– con quien compartía su más ferviente y último amor, su nieto; Dulce también era una excelente cocinera y una gran anfitriona, que hacía sentir como en casa a sus invitados, porque además de gran cantante, era una gran amiga.AJR