El joven peruano Carlo Strobbe Premrt ha sido reconocido internacionalmente tras ganar el Premio Mundial 2024 al mejor Panettone de Chocolate Extra-Europeo. Su dedicación y perfeccionismo lo han llevado a alcanzar la excelencia en la panadería artesanal, convirtiéndose en un referente en el sector.
Con una trayectoria marcada por el ensayo y error, Strobbe ha demostrado que la búsqueda de la perfección es un proceso continuo. Su historia es un testimonio de cómo la pasión y el esfuerzo pueden transformar un sueño en realidad, incluso en un campo tan competitivo como la panadería.
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Carlo Strobbe Premrt, ingeniero industrial de profesión, ha dedicado más de una década a perfeccionar su arte en la panadería. Su pasión comenzó con la elaboración de panes de masa madre y pizzas, pero fue hace cuatro años cuando decidió enfocarse en el panettone, un producto que representa la tradición y calidad de la panadería italiana. "La masa madre es el corazón del panettone. Si eso sale bien, lo demás es papaya", afirmó en una entrevista para Andina.
La búsqueda de la perfección lo llevó a desechar 72 kilos de masa que no cumplían con sus estándares. "Toda esa masa, los huevos, la vainilla... todo se fue al tacho. Pero el panettone es así: si una variable falla, todo se malogra", explicó. Este nivel de exigencia ha sido fundamental para su éxito en el concurso de Milán, donde se enfrentó a los mejores del mundo.
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Strobbe dedicó un año entero a practicar sin descanso, horneando entre tres y cuatro veces por semana. Cada tanda requería tres días de trabajo continuo, lo que implicaba una gran concentración y enfrentamiento al estrés. "Competir con leyendas como Daniel Jordá e Iginio Massari fue un sueño hecho realidad", comentó.
La tradición italiana ha sido una constante en su vida. "Mi familia es de origen italiano, y las cenas alrededor de la mesa son un ritual. Valoro mucho esos momentos de conversación y compartir", agregó.
Desde que ganó el premio, la marca de Strobbe, Lustrobaker, ha visto un aumento significativo en los pedidos. "Estoy por cerrar las ventas, estoy como loco. La gente probará algo de calidad, sin ser estafada", acotó. Para 2025, planea una producción más grande y organizada, además de enfocarse en el panettone tradicional.
Su compromiso con la calidad es inquebrantable. "Hacer 100 panettones significa usar 800 huevos, separando a mano las yemas. Además, el chocolate de leche al 70% tiene que cortarse en cuadritos. Es un trabajo enorme", explicó. A pesar de su éxito, mantiene la humildad y la disposición para seguir aprendiendo. "El panettone te enseña muchísimo, y nunca puedes decir que ya lo sabes hacer", finalizó.