Bocadillos con lo que ha quedado de la carne, macedonia con frutas a punto de caducar, tortilla de verduras variadas o tacos con el asado que nadie se comió para evitar el desperdicio alimentario y ahorrar tras los excesos de las fiestas
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La abundancia es la tónica general en las comidas y cenas navideñas. En la mayoría de los hogares, todo nos parece poco. Cocinamos mucho para que nada falte, lo que normalmente se traduce en demasiada comida y como consecuencia, una buena cantidad de sobras y alimentos de todo tipo sin elaborar que al final no utilizamos, con el problema que esto supone para conservarlos en buen estado.
Según el informe anual que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2023 los hogares españoles desperdiciaron un total de 1.183,42 millones de kilos de alimentos. Concretamente en Navidad, el desperdicio en los hogares alcanza el 20% de los alimentos preparados para celebrar con la familia y los amigos. Lo que más desperdiciamos son los dulces, pero también se tiran producto frescos como mariscos, pescados y frutas. Además, parte de los platos que preparamos se acaban yendo a la basura porque normalmente cocinamos más raciones de las necesarias. Otro clásico navideño es llegar al plato principal ya saciados tras los aperitivos.
La buena noticia es que podemos aprovechar las sobras y no solo con un golpe de microondas, sino con unas ideas ya planificadas para reutilizar lo que no hemos consumido.
Los restos de aves asadas, ya sea pavo o capón, son los platos más aprovechables. Con ellos podemos preparar rellenos de croquetas o empanadillas, ensaladas, tacos o bocadillos originales. Con el pescado podemos improvisar croquetas, ensaladas o tortillas. Y lo mismo con las verduras que nos han sobrado, e incluso hay ideas para los turrones o el pan.
Este es un clásico. Al día siguiente de la copiosa comida de Navidad podemos improvisar un tentempié que se come con los dedos y que evita tirar a la basura los restos del capón navideño.
El sándwich club es tan fácil como hacer dos sándwiches y luego juntarlos, para ello puedes también aprovechar los restos de quesos y fiambres. Primero haces un sándwich con jamón york, lacón o cualquier otro fiambre que te haya sobrado y restos de queso, y lo pasas por la plancha o por la sandwichera.
Después elaboras otro untando el pan con mantequilla o con mayonesa y también lo pasas por la sandwichera. Unes ambos poniendo entre ellos rodajas de tomate y lechuga con mayonesa. Los atraviesas con un palillo y los acompañas con más ensalada.
Esta es una receta de aprovechamiento que te permite cualquier variación de verduras. Pimientos, cebollas, calabacines, champiñones, espárragos, espinacas… Lo único que tienes que hacer es cortarlo todo en cuadrados pequeños, sofreírlo en una sartén hasta que esté a tu gusto; menos si lo quieres crujiente o más si prefieres que la verdura esté blanda.
En un bol bates huevos con pimienta y sal, añades las verduras y cuajas una tortilla. Es un plato estupendo y completo para recuperarnos de los excesos de las comidas de fiesta.
Si te han sobrado restos de carne, como solomillo ya sea de ternera o cerdo, o asado de ternera puedes aprovecharlos haciendo unos tacos.
Solo tienes que hacer un sofrito con cebollas y pimientos, añades especias al gusto, algo de picante si quieres y la carne sobrante cortada en tiras. Calientas unas tortas de maíz y las rellenas con la carne con el sofrito caliente, puedes ponerle también un poco de guacamole que puedes comprar ya hecho o hacer tú machacando unos aguacates, o puedes añadirle cebolla cruda y jalapeños en conserva. Fácil y rico.
Si te has pasado comprando langostinos o gambas, prueba con esto. Tanto las gambas como los langostinos son productos con una vida muy corta y es necesario consumirlos pronto, pero tienen muchas salidas. Una de las más socorridas es la ensaladilla de gambas (o langostinos) al estilo gaditano. Necesitas la misma cantidad de gambas cocidas y sin pelar que de patatas. Cueces las patatas con su piel y mientras pelas las gambas dejando a un lado las colas limpias y al otro el jugo de las cabezas.
Mezcla las patatas peladas y partidas con las colas de las gambas y luego añade el jugo de las cabezas de las gambas a unas cucharadas de mayonesa. Mézclalo todo, rectifica de sal y aceite de oliva, y ya lo tienes.
Esta ensalada suena un poco viejuna, pero es resultona para aprovechar las colas de los langostinos y los restos de piña o de otra fruta que te haya sobrado, como el mango.
Solo tienes que poner en un plato lechuga cortada, encima la piña en dados, las colas de los langostinos y una salsa rosa, que puedes comprar o hacerla mezclando la mayonesa con unas cucharadas de kétchup. Puedes añadirle aguacate o pepino. Con esto ya lo tienes.
Si nos ha sobrado pescado blanco ya cocinado como por ejemplo cola de merluza o restos de bacalao, podemos utilizarlo para hacer una versión personal del atascaburras manchego o de la brandada. Dicho así parece difícil, pero no lo es.
En realidad consiste en cocer patatas con piel hasta que estén tiernas. Si los restos de pescado están ya cocinados tan solo debes pelar y triturar las patatas y añadir el pescado. Si está crudo, dale antes un ligero hervor de cinco minutos junto con las patatas.
Machaca un ajo y añade a la mezcla de patatas y pescado, emulsiona con aceite de oliva, rectifica de sal y pimienta negra y sírvelo en unas cazuelas con mitades de huevos cocidos y nueces como lo hacen en La Mancha.
Si nos ha sobrado mucho pan, ya sea de hogaza, barra o de molde podemos utilizarlo para elaborar tostadas francesas para el desayuno o la merienda del día siguiente.
La tostada francesa no es más que una receta de torrijas simplificada. Consiste en batir huevos y leche, con un toque de canela y vainilla, sumergir el pan del día anterior y dejar que se empape bien.
Después se pone una sartén al fuego con algo de aceite o de mantequilla, se escurre la rebanada y se tuesta en la sartén por ambos lados. Se sirve con algo de miel por encima y frutas al gusto.
Esta ensalada es perfecta para aprovechar los restos de cualquier ave asada. Necesitas una mezcla de lechugas sobre las que poner los restos del ave cortados, trozos de pan tostado que le darán el toque crujiente y lascas de parmesano, incluso puedes poner unos dados de manzana y le das un punto agridulce. Añades sal y pimienta.
Tras ello tuneas la mayonesa de bote mezclándola con una anchoa y un buen toque de limón, y si está demasiado espesa la aligeras con algo de agua. Pon encima la salsa y sirves.
La bechamel lo aguanta todo. Bien hecha, puede ser la salsa perfecta para sublimar los retos de jamón, ave, pescados o gambas y elaborar con ello unas croquetas o un relleno para los pimientos de piquillo. Si optas por las croquetas, añade los restos a la bechamel, lo dejas reposar y formas las croquetas (las puedes freír en aceite o pasar por la air fryer).
Y si prefieres los pimientos, compra una buena lata de piquillo, los rellenas uno a uno, por ejemplo, con restos de bacalao y gambas. Haces una salsa ligera con cebolla pochada, un pimiento de piquillo y algo de tomate frito y trituras todo. Pones los pimientos en una sartén, cubres con la salsa, cueces dos minutos y listo para servir.
¿Te han sobrado frutas y turrón? Pues está claro: macedonia navideña. Las frutas pueden ser aquellas que no hayamos utilizado o estén a punto de caducar.
Reduces en un cazo algo de agua con zumo de limón o de naranja y una cucharada de azúcar, y cuando esté frío se lo añades a las frutas cortadas en cubitos. Lo coronas con una lluvia de turrón de almendras desmenuzado que le dará el toque crujiente y ya lo tienes.