Ucrania ha dado un paso importante en la evolución de la guerra moderna al lanzar su primer asalto exclusivamente robótico contra una posición rusa, logrando hacer retroceder a las fuerzas enemigas pese a estar en inferioridad numérica. El ataque, realizado cerca de Lyptsi, en la región de Kharkiv, utilizó una combinación de vehículos teledirigidos equipados con ametralladoras, drones kamikaze y equipos de vigilancia aérea, según informó el ejército ucraniano, informa The Telegrah
Volodymyr Dehtiarov, representante de la Brigada Khartiia de Ucrania, destacó que "docenas de unidades de equipos robóticos y no tripulados" fueron desplegadas simultáneamente en un área limitada del frente. Este avance responde a la necesidad de Kiev de contrarrestar la escasez de personal militar frente a un enemigo que mantiene una ventaja de tres a uno en ciertas zonas de combate.
El asalto, llevado a cabo por la 13ª Brigada de la Guardia Nacional, marca un hito al ser la primera operación de armas combinadas exclusivamente robótica. La brigada opera en un tramo crítico de la línea del frente donde unas 6.000 tropas rusas intentan avanzar contra los 2.000 efectivos ucranianos. Según Dehtiarov, la maniobra fue un éxito, aunque las afirmaciones no han sido verificadas de manera independiente.
Imágenes difundidas por la Brigada muestran el funcionamiento de los vehículos terrestres no tripulados (UGV) y drones aéreos (UAV), controlados desde un centro de mando mediante dispositivos similares a controles de videojuegos. Los UGV, que asemejan pequeños tanques armados, avanzaron hacia las posiciones rusas mientras los drones kamikaze se estrellaban contra los soldados enemigos. Simultáneamente, otros drones lanzaban minas en las rutas de retirada rusas, ampliando el alcance del ataque.
La operación refleja el enfoque tecnológico que Ucrania ha adoptado en su estrategia militar. Un reciente informe del Instituto para el Estudio de la Guerra destacó los esfuerzos de Ucrania para aprovechar las innovaciones tecnológicas como una forma de contrarrestar las limitaciones de personal, en contraste con la estrategia rusa de aceptar elevadas tasas de bajas a cambio de avances territoriales menores.
Mick Ryan, exgeneral de división del ejército australiano, calificó el ataque como "un paso importante en la transformación de la guerra en el siglo XXI". Sin embargo, señaló que la efectividad de los sistemas no tripulados depende de una reforma integral de las instituciones militares y civiles que los utilizan.
Ucrania ha sido pionera en la formación de una fuerza de drones independiente, denominada Fuerzas de Sistemas No Tripulados, y ha incrementado significativamente su capacidad de producción. Aunque inicialmente el presidente Volodymyr Zelensky anunció la meta de producir un millón de drones en 2024, las cifras actuales sugieren que el país puede fabricar hasta cuatro millones al año. Estos drones, muchos de los cuales cuentan con cables de fibra óptica para evadir bloqueos electrónicos, se han convertido en una herramienta esencial en el esfuerzo bélico.
La batalla de Lyptsi subraya el potencial de la robótica en el campo de batalla y representa un avance crucial para Ucrania en su lucha por mantener la integridad territorial frente a un adversario superior en número.