Imagina por un momento que pudieras enviar dinero a cualquier parte del mundo por menos de veinte centavos y en cuestión de segundos. Parece ciencia ficción, ¿no?, pero déjame contarte que esto ya es la realidad en la que vivimos. Es por ello que el sistema financiero mexicano está enfrentando dos olas transformadoras que prometen revolucionar la manera en que movemos y creamos valor: las monedas estables y la tokenización de depósitos bancarios.
La primera ola, las llamadas stablecoins o monedas estables, son un activo digital que mantiene un valor constante en el tiempo, típicamente anclado al dólar estadounidense o, a cualquier moneda emitida por un banco central como el peso mexicano. A diferencia de bitcoin, cuyo valor puede fluctuar dramáticamente y cambiar en un año de los 42 mil a los 106 mil dólares, un nuevo máximo histórico, las monedas estables están diseñadas para mantener su paridad mediante reservas en activos “reales”.
Los números hablan por sí solos: en 2024, las transacciones con monedas estables alcanzaron los 8.3 mil millones de dólares, muy cerca de los 9.9 mil millones de dólares procesados por Visa ¿La razón? Costos ridículamente bajos. Mientras un envío internacional tradicional puede costar en promedio 880 pesos y tardar semanas, un envío con monedas estables puede llegar a costar hasta 0.20 centavos y llegar en segundos.
Esta eficiencia no ha pasado desapercibida. Gigantes como PayPal y Mercado Libre han lanzado sus propias monedas estables revolucionando el sector Fintech (la unión de finanzas y tecnología) y sacudiendo de paso el negocio de las transferencias internacionales.
El impacto es brutal: aunque Latinoamérica solo alberga al 2.9 por ciento de las empresas con proyectos blockchain, según Andreessen Horowitz, nuestra región captura el 9.1 por ciento de todas las operaciones cripto globales. México, en particular, se ha posicionado como el decimotercer país con mayor adopción cripto del mundo. Para dimensionar esto: Bitso, uno de nuestros unicornios financieros, ya procesa más del 10 por ciento de las remesas nacionales, con más de 6 mil millones de dólares en transacciones.
La señal más contundente de esta transformación llegó cuando Stripe, el gigante de pagos digitales, desembolsó 1.1 mil millones de dólares por Bridge, la mayor adquisición en la historia blockchain ¿Por qué? Porque las monedas estables se han convertido en verdaderos “superconductores financieros”, eliminando fricciones que han existido por décadas en el sistema financiero tradicional.
Frente a esta revolución, la segunda ola que impactará el sistema financiero mexicano descansa en la máxima de sabiduría colectiva: “Si no puedes vencerlos, úneteles”, y es la respuesta institucional al fenómeno anterior. El Proyecto Ágora, una iniciativa sin precedentes que reúne a siete bancos centrales (incluido Banco de México), dos organismos internacionales y 40 instituciones financieras tradicionales, está explorando el concepto de un libro mayor unificado e investigará cómo los depósitos bancarios comerciales tokenizados pueden revolucionar los pagos transfronterizos.
El resultado de estos tsunamis no sólo revolucionará la manera en la que movemos dinero, también la manera en la que creamos valor; imagina que tu banco convierte tus ahorros en tokens digitales que mantienen todas las características del dinero, pero pueden moverse y utilizarse con flexibilidad en el mundo digital.
Estas olas generarán una eficiencia sin precedentes, nuevos modelos de negocio y mayor inclusión financiera, ya que cualquier persona con un teléfono inteligente podrá acceder a servicios financieros globales, eliminando cualquier barrera geográfica o económica.
Para los profesionales del sector, el mensaje es claro:
1. Estamos presenciando el nacimiento de un nuevo tipo de dinero, uno que combina la estabilidad del sistema financiero tradicional con la eficiencia del mundo digital.
2. No puedes darte el lujo de ignorar blockchain. La eficiencia en costos es demasiado significativa.
3. El Proyecto Ágora no es solo un experimento, es la reconfiguración del poder que otorga el uso de la tecnología blockchain ahora en manos de jugadores “tradicionales”. Prepárense.
Estamos ante un tsunami de innovación financiera. La pregunta ya no es si estas olas nos alcanzarán, sino cómo navegaremos en estas nuevas aguas. La oportunidad está ahí, brillante como un faro en la noche ¿Estás listo para surfear estas olas o te ahogarás a la primera de cambio?
Nos vemos en la siguiente entrega, y recuerda que esta columna puede ser tu puerta de entrada a lo imposible.