Muy preocupado escribe Fernando Lussón Prats, residente en calle 5ta. No. 16, en el reparto Jiménez, en la ciudad de Santiago de Cuba, quien se dirige a la sección con la esperanza de que la queja que viene planteando a los distintos niveles a lo largo de casi una década, sin resultado alguno, reciba, al fin, el tratamiento adecuado.
Su incomodidad está relacionada con las normas básicas de higiene y salud en su barrio. Se trata de una vivienda vecina que, inconcebiblemente, fue convertida desde el frente hasta el fondo en un basurero. La casa es propiedad de una persona jubilada.
Relata que el señor de marras convirtió la patente de «Recolección de Materias Primas», que le fue otorgada hace algún tiempo, en «recolección de basuras de todo tipo». «Los trastos obstruyen ya totalmente la puerta de entrada de la vivienda, impidiéndole el paso al interior, por lo que tiene que valerse de un pasillo exterior entre la bodega de la canasta familiar normada y un garaje contiguo», agrega.
Pero lo más preocupante de la cantidad desproporcionada de basura allí, según comenta, ha sido la proliferación constante de ratones, guayabitos, cucarachas y otros insectos que ponen en riesgo la salud de los vecinos pues, como reitera Fernando, se trata de una vivienda que está al lado de la misma bodega que atiende a más de 3 000 consumidores en la zona.
«Sépase que ahí se sitúan los productos de la canasta básica, entre ellos, los sacos de arroz y azúcar, y este último se consume crudo», precisa.
Sin duda, los residentes de la calle 5ta. han quedado a merced de enfermedades como la leptospirosis y otras de riesgo, algo que se puede evitar, dice, con el accionar oportuno de los factores correspondientes, dígase Ministerio de Salud Pública, su Departamento de Higiene y Epidemiología e, incluso, Servicios Comunales.
«Lo más penoso es que con las tantas quejas formuladas a lo largo de los años (desde 2015), este perjudicial problema no haya sido resuelto, sino que más bien se empeora con el trascurso de los días», explicó.
Y como si lo anterior no bastara o fuera insuficiente, recordó que hace solo unos meses esa enorme acumulación de basura dio origen a un incendio de magnitudes considerables que requirió de la intervención del Cuerpo de Bomberos, poniendo en peligro tanto a la bodega como a las viviendas colindantes.
Este hecho solo debió ser un motivo suficiente para tomar medidas drásticas de inmediato, porque recordemos que no solo son bienes materiales los que están en juego, sino también las vidas de muchas personas. Sin embargo, dice, todo quedó ahí, como si nada hubiese sucedido.
Este viejo problema que lleva tiempo denunciando Fernando merece un tratamiento y solución inmediata, más cuando el mismo afecta a una gran parte de la comunidad donde vive, y atenta contra la higiene y la salud de todos, incluida la del morador jubilado de la casa-basurero.
