Los colores verde, blanco y rojo son emblemáticos en las banderas de México e Italia, lo que ha llevado a muchos a preguntarse sobre su origen y significado. A pesar de las diferencias culturales y geográficas, ambos estandartes comparten una historia fascinante que revela más de lo que parece a simple vista. La bandera italiana fue adoptada en 1797, mientras que la mexicana se estableció en 1821.
Aunque algunos sostienen que México se inspiró en Italia, la realidad es que cada bandera tiene su propia historia y simbolismo, reflejando la identidad de sus respectivos países. Estas similitudes y divergencias en sus historias han llevado a que las banderas sean un punto de conexión cultural. Ambas banderas no solo ondean como símbolos de soberanía, sino que también narran relatos de resistencia, transformación y esperanza que resuenan profundamente en sus respectivas sociedades.
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La bandera tricolor de Italia fue designada en 1797 por el parlamento de la República Cispadana. Este estandarte se creó para diferenciarse de los colores de los militares del ejército. Los colores fueron elegidos con significados profundos: el verde simboliza la esperanza de un país unido, el blanco representa la nieve de las montañas y el rojo, la sangre de los caídos en la lucha por la libertad.
Con el tiempo, estos colores fueron adoptados por las legiones italianas y se consolidaron con la proclamación del Reino de Italia el 14 de marzo de 1861. En 1925, se definió por ley el modelo de la bandera nacional y del Estado. Posteriormente, un decreto del 19 de junio de 1946 ratificó la bandera tricolor en la Constitución, estableciendo que “la bandera de la República italiana será tricolor: verde, blanca y roja, con franjas verticales de igual tamaño”.
La bandera de México fue creada en 1821, durante el proceso de independencia del país. Agustín de Iturbide, un militar clave en la guerra, estableció los colores que representaban la religión católica, la independencia y la unión de los mexicanos. En 1823, tras la caída del imperio de Iturbide, el Congreso Constituyente instauró oficialmente la bandera nacional, eliminando la corona imperial del águila y añadiendo ramas de laurel y encino.
Con la llegada de Benito Juárez a la presidencia, se redefinieron los significados de los colores: el verde representa la esperanza, el blanco la unidad y el rojo la sangre de los héroes nacionales. Finalmente, el 24 de febrero de 1948, se promulgó la ley que establece que “la Bandera Nacional consiste en un rectángulo dividido en tres franjas verticales de medidas idénticas, con los colores en el siguiente orden a partir del asta: verde, blanco y rojo. En la franja blanca y al centro, tiene el Escudo Nacional, con un diámetro de tres cuartas partes del ancho de dicha franja”.
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A pesar de que ambas banderas comparten los mismos colores, sus significados y orígenes son distintos. Mientras que la bandera italiana se centra en la esperanza, la unidad y la sangre derramada por la libertad, la bandera mexicana se enfoca en la religión, la independencia y la unión del pueblo mexicano. Esta diversidad en el simbolismo refleja las historias únicas de cada nación.
En conclusión, aunque las banderas de México e Italia puedan parecer similares a simple vista, cada una cuenta con una rica historia que las distingue. Los colores verde, blanco y rojo no solo representan la identidad nacional, sino también los valores y luchas de sus respectivos pueblos.