Si le preguntamos a un grupo de niños qué quieren ser cuando crezcan, es muy probable que alguno responda youtuber. Esa respuesta ya no sorprenda a nadie, porque muchos sí logran cumplir su sueño de convertirse en influencers. En Costa Rica, uno de los ejemplos más destacados de esta tendencia es Axel Araya Chinchilla, de 24 años, mejor conocido en redes sociales como Axel View.
Cuando Axel todavía era un niño cuyo universo giraba en torno a Vázquez de Coronado, el cantón donde ha vivido toda su vida, descubrió su pasión por el mundo de Internet. Le contó a La Nación que las posibilidades digitales parecían infinitas y, para él, las redes sociales representaban algo más que un medio para “hacerse famoso”: eran una herramienta para hacer reír a las personas. Aunque no podía ver las risas al otro lado de las pantallas, sabía que, de alguna manera, podía generar un impacto positivo.
Entre querer ser youtuber y consolidar una base sólida de seguidores, se requiere de tiempo, esfuerzo y perseverancia. Todavía más si se toma en cuenta que Axel surgió en redes sociales en la pandemia del covid-19 en el 2020, cuando navegaba la muerte de su padre y estaba finalizando quinto año de colegio.
La secundaria fue un periodo especialmente desafiante para él, ya que tuvo que cursar sétimo año en dos ocasiones y octavo en tres. Antes de eso, había enfrentado una situación similar al repetir quinto grado en la escuela.
Durante su adolescencia, se describía como una persona cuyo fuerte no era el estudio, pero sí tenía la habilidad de hacer reír a los demás con sus “muecas” y ocurrencias. Podía pasar horas “vacilando” con sus profesores y compañeros; entretener era su talento natural.
Mientras el mundo se encontraba paralizado por la pandemia, con gran parte de la población confinada en sus hogares, algunas redes sociales comenzaron a ganar notoriedad. Entre ellas destacó TikTok, que se convirtió en un fenómeno global.
Inspirado por la cantidad de videos virales que veía, dos amigos cercanos lo animaron a publicar un clip de comedia, como si le estuviera contando un chiste a la cámara. Sin embargo, su primer pensamiento fue que, en caso de hacerlo, sería un “suicidio social”, ya que temía que sus compañeros de colegio se burlaran de él.
A pesar de sus dudas, la idea lo siguió rondando. Pasaron algunos días hasta que, por impulso, decidió actuar mientras caminaba por una acera. Sacó su teléfono, abrió TikTok, eligió un audio popular en Costa Rica y grabó un video. Sin pensarlo dos veces, lo subió a la plataforma.
A las 11 p. m. de esa noche, antes de acostarse, revisó su cuenta y notó que el video tenía únicamente tres vistas: la suya y las de sus dos amigos, quienes le dieron palabras de aliento. Convencido de que aquello marcaba el fin de su breve paso en el mundo digital, se avergonzó ante la posibilidad de que sus compañeros lo encontraran. Pensó en eliminarlo; sin embargo, el cansancio del día lo venció y se quedó dormido antes de hacerlo.
Para su sorpresa, al día siguiente despertó con 60.000 vistas en el video. Su teléfono estaba saturado de notificaciones y los comentarios provenían de personas de diferentes lugares que lo felicitaban por su creatividad. Aunque hubo uno que otro mensaje negativo, las respuestas positivas fueron un claro presagio de lo que estaba por venir.
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Para ese entonces, incluso en el 2020, Axel y su familia enfrentaban serias dificultades económicas. La muerte de su padre fue un gran golpe. Además, era el principal proveedor de la casa y quedaron dependiendo de una pensión reducida para sobrevivir.
Según recordó, cambió de mentalidad un día en particular. Al levantarse para desayunar, se dio cuenta de que solo quedaba un huevo. Su madre decidió tomar solo café y dejarle el huevo a él, lo que significaba que ella tendría que aguantar hambre hasta el almuerzo. Movido por el deseo de cambiar esa situación, Axel decidió aprovechar su talento en el ámbito digital. Desde entonces, no dejó de crear contenido.
Se dedicó a aprender y comprender con detalle cómo funciona el algoritmo de TikTok: qué tipo de publicaciones favorecía, cuáles estaban prohibidas y qué buscaba la audiencia. Este conocimiento le permitió desarrollar la idea de “Lunes para Navidad”, un segmento que, como su nombre lo indica, anuncia cuántos lunes faltan para el 25 de diciembre, sin importar en qué época del año se encuentre.
La fórmula detrás de estos clips es sencilla pero efectiva: Axel aparece durante unos segundos frente a la cámara, realiza gestos sin que se escuche su voz y acompaña el video con un texto que indique la fecha del calendario. Todo esto, mientras de fondo suena alguna canción viral que conecta con el público.
Al mantenerse constante con sus publicaciones, primero alcanzó 60.000 vistas, pero esta cifra pronto escaló a grandes cifras: cinco, seis y hasta siete millones de reproducciones. Su video más popular, hasta la fecha, acumula 99 millones de visualizaciones y es común que cada uno de sus posteos, sin importar su duración, alcance un promedio de 20 millones de visitas.
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Aunque al principio veía la creación de contenido como una forma de diversión, Axel View comenzó a ver más allá de los números que seguían creciendo en sus redes sociales. Por eso, decidió contactar marcas publicitarias para monetizar sus esfuerzos y consolidar un ingreso económico para su hogar.
Este cambio de enfoque ocurrió cuando tenía alrededor de 12.000 seguidores y empezó a llenar las bandejas de entrada de cada marca que se le ocurría. En ocasiones recibía pagos de ¢10.000 o intercambios de productos como zapatos o camisas, los cuales mostraba en sus historias. Fue gracias a su perseverancia que otras empresas de mayor envergadura comenzaron a fijarse en él.
Además, para poder generar ganancias a partir de su huella digital, Axel enfrentaba una realidad compartida por muchos costarricenses: el mercado local es demasiado pequeño para redes sociales como TikTok o Instagram. Las cuentas creadas y administradas desde Costa Rica no logran generar ingresos solo con visualizaciones o comentarios; por lo tanto, lo que queda es establecer alianzas con marcas.
Eso lo llevó a replantearse su estilo de videos, al punto de que, actualmente, la mayoría de su audiencia no proviene de Costa Rica, sino de México y Colombia. Esto se debe a que su contenido es planeado bajo una fórmula “neutra” de lenguaje.
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En sus primeros videos, Axel incluía muchas referencias a la cultura costarricense, como expresiones típicas del país, como “mae” o “diay”, pero con el tiempo adaptó su lenguaje a términos más universales, como “bro”. Aunque parecen cambios menores, estas decisiones le permitieron ganar reconocimiento en otros países latinoamericanos. Incluso, ahora realiza giras a otros países para conocer a sus fanáticos.
A pesar de los obstáculos que ha enfrentado en sus cuatro años como creador de contenido, este joven describe su trayectoria hasta convertirse en uno de los costarricenses con mayor cantidad de seguidores en redes sociales como una experiencia “muy bonita”. También tiene claro que su objetivo es mantenerse activo en la industria de la comedia, siempre buscando nuevas formas de reinventarse en lo digital.
En el futuro, Axel se ve haciendo reír a las personas, sin importar su edad. Aunque no sabe cuáles serán las redes sociales más populares en los próximos años, tiene claro su plan: mantenerse constante en ellas y, eventualmente, emprender su propio negocio. Todo esto, mientras mantiene la creatividad para recordar cuántos lunes quedan para Navidad.
“He sido el psicólogo de mucha gente sin saberlo (...). Día a día me ponen mensajes diciendo ‘Axel, muchísimas gracias por tus vídeos. Tengo una fuerte depresión y tus videos me sacan de eso, me hacen olvidar la depresión, la ansiedad. Entonces, mi mensaje es transmitir a la gente felicidad. Risas, risas y risas, para que olviden la rutina”, finalizó el creador de contenido.
