La mente humana es capaz de crear escenarios en su imaginario para hacernos creer que nuestra realidad difiere de la del mundo tangible. Asimismo, el consumo de sustancias puede intensificar estas alteraciones que a finde cuentas nos generan problemas interpersonales con nuestros cercanos, como las drogas. Al mismo tiempo, estas crean un sistema de dependencia fundamentado en la adicción. En este contexto, algunas aptitudes básicas en nuestro día a día como la fuerza de voluntad y la disciplina se ocultan en nuestro interior dando a paso a la inmediatez más destructiva.
Es por eso que este tipo de problemáticas han de ser tratadas cuanto antes para evitar su proliferación y las negativas consecuencias que esta traería. Ya que si esta subordinación a los estupefacientes, aunque aplica para cualquier tipo de adicción, no se frena a tiempo es posible que emerjan varios sentimientos involuntarios con una naturaleza dañina para nuestro interior y para el entorno que nos rodea. Por tanto, varia materias como la psicología y la medicina son claves para cortar de raíz el asunto y evitar su desarrollo a mayores. En el artículo que hoy traemos encontramos la opinión de una experta para entender mejor las aristas de esta disyuntiva.
Marian Rojas Estapé es la protagonista que nos va a adentrar en la verdad de esta psicología. La terapeuta asegura que el damnificado por los efectos de aquello que le produce adicción no concibe la existencia teniendo en cuenta sus posibles efectos, como haría una persona en plenas facultades. En el podcast de "Mentes Brillantes" la profesional se adentró en la cabeza de una persona afectada por esta condición para esclarecer, a través de una de sus pacientes, la principal problemática que afecta a todos los afligidos que padecen esta enfermedad.
"Una paciente que tuve en el hospital dejó su bebé llorando en casa para ir a por cocaína" aseguró la médica. El ejemplo de un caso real que expuso en este video destaca por la crudeza de la contienda y la extrema complejidad del acontecimiento. "Se fue para vender lo único que le quedaba" fueron las palabras con la que relato la condición de la susodicha. Es más el producto que vendió que se trataba de un reloj era "el último recuerdo de su madre" para adquirir los estupefacientes que necesitaba. ROjas aclara que "en estos momentos lo único que rige la conducta es la necesidad de sentir placer".
Analizando este caso desde un punto de vista más profesional, la psicóloga nos adentra en el núcleo de la contrariedad. " Es tal la necesidad de placer que nubla cualquier otra cosa", por lo que el sentir general que se produce en todo momento en la mente de un adicto es esta concepción de la que no puede escapar. "La sensación de malestar que se ha producido al dejar el consumo es tan sumamente fuerte al dejar el consumo que no hay corteza prefrontal" dilucida la experta y es esa razón la que opaca al sujeto todo lo demás. Es por eso que se produce el efecto burbuja.
"Los adictos son víctimas del deterioro de su corteza prefrontal" afirma Marian Rojas. Esta te ayuda a ver las consecuencias de las cosas por lo que si se ha producido un daño grave en la misma nuestro subconsciente no puede ver más allá de su presente, ni a largo plazo, y, por tanto, volverá a ese proceso de autodestrucción que supone la adicción.
