El panorama político en Estados Unidos ha cambiado drásticamente tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales. Con la salida de Kamala Harris de su cargo como vicepresidenta, surgen diversas interrogantes sobre su futuro y los caminos que podría tomar. A sus 60 años, Harris se encuentra en una posición compleja, pero con un abanico de opciones que podrían definir el rumbo de su carrera.
El Partido Demócrata enfrenta un periodo de reflexión y reestructuración tras su reciente derrota. Aunque la historia muestra que los candidatos presidenciales derrotados rara vez obtienen una segunda oportunidad, Harris cuenta con una amplia red de apoyo y una base de donantes leales. Su posible regreso en 2028 dependerá no solo de su deseo personal, sino también del desempeño de Trump en su nuevo mandato.
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Barbara Lee, representante por California, expresó: “Ella aporta un inmenso valor al partido. Sea lo que sea que haga a continuación, sé que seguirá inspirando”. Esta declaración refleja la confianza que muchos de sus aliados mantienen sobre su futuro.
Otra posibilidad sería buscar un cargo de menor jerarquía, como la gobernación de California en 2026. Sin embargo, esta opción luce complicada debido a la competencia interna dentro del Partido Demócrata. Figuras como la vicegobernadora Eleni Kounalakis ya han manifestado su intención de postularse.
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El regreso al Senado también parece improbable, ya que los dos actuales senadores de California están apenas comenzando sus periodos completos. Esto deja a Harris en una situación donde un nuevo cargo político podría requerir paciencia y una estrategia cuidadosamente planeada.
Lejos del servicio público, Harris podría incursionar en el sector privado. Los bufetes de abogados y las consultoras políticas estarían ansiosos por contar con su experiencia y conocimientos. No obstante, involucrarse con el mundo corporativo podría debilitar su imagen ante una futura candidatura presidencial.
Al respecto, sus colaboradores aseguran que, aunque esta ruta podría ser lucrativa, Harris no parece interesada en alejarse por completo de la esfera política.
Una alternativa sería centrar sus esfuerzos en una causa específica. Temas como la equidad racial, el cambio climático o los derechos de las mujeres podrían convertirse en el eje de su próxima etapa. Crear su propia organización también podría brindarle una plataforma sólida para mantenerse relevante en el debate nacional.
Sin embargo, este camino no sería fácil. Fundar una organización requiere tiempo, recursos y una red de apoyo considerable, algo que podría complicarse tras una derrota electoral.
El mercado editorial siempre ha mostrado interés en las memorias de figuras políticas de alto perfil. Harris podría seguir los pasos de Hillary Clinton o Al Gore, quienes compartieron sus vivencias y lecciones aprendidas en libros que se convirtieron en éxitos de ventas.
En un libro, Harris podría abordar temas delicados, como su experiencia con Joe Biden o su visión sobre el futuro de Estados Unidos. Sin embargo, la profundidad de sus revelaciones dependerá de si tiene planes para regresar al ruedo político.
Finalmente, Harris podría optar por una pausa temporal. Durante su campaña, mencionó su deseo de disfrutar de pequeños placeres, como una buena comida o caminatas al aire libre. Este tiempo podría servirle para reflexionar sobre su trayectoria y decidir su próximo paso.
El futuro de Kamala Harris sigue siendo incierto, pero su experiencia, carisma y trayectoria garantizan que, cualquiera que sea su decisión, seguirá siendo una figura relevante en la política estadounidense.