La noche de Riad fue testigo de una de las batallas más esperadas en la historia del boxeo. En el Kingdom Arena dos titanes del ring se enfrentaron por el dominio absoluto de los pesos pesados: Oleksander Usyk y Tyson Fury. Con el trono en juego, el ucraniano, indiscutido y aún imbatido, reafirmó su estatus como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, al llevarse una victoria por decisión unánime con un marcador de 116-112, dejando claro que no hay lugar para dudas sobre su supremacía.
Desde el primer asalto, la tensión se palpaba en el aire. Usyk, fiel a su estilo característico, demostró por qué es considerado un genio del boxeo, moviéndose con una agilidad asombrosa y entrando al "pocket" con rapidez para conectar golpes al cuerpo de Fury. Esa estrategia le permitió abrir la guardia del británico y luego aprovechar su temible izquierda. Fury, por su parte, intentó mantener la distancia con su jab, y aunque en algunos momentos logró imponer su potencia, le costó mucho conectar con la efectividad que se esperaba de él. Con el paso de los asaltos, Usyk fue acumulando golpes certeros y claramente superando a su oponente, con una ventaja de 60-49 en golpes conectados a mitad de pelea.
Aunque no hubo caídas, la superioridad de Usyk fue evidente. Fury, quien a menudo se mostraba incómodo, terminó con el rostro visiblemente dañado, especialmente su ojo derecho, que quedó notablemente hinchado por los golpes precisos del ucraniano. A medida que avanzaba la contienda, Usyk mostró una capacidad de adaptación impresionante, superando a Fury en precisión y ritmo. El británico, pese a su tamaño y poderío, no logró frenar la dinámica de su rival, quien, con más de 100 kilos de peso, resistió hasta el último segundo sin perder el control. Fury, aunque intentó mantener la pelea viva con sus embates, no pudo evitar que Usyk se adueñara de los intercambios.
Al finalizar el combate, Fury se mostró visiblemente frustrado por la derrota y optó por no presentarse ante los medios. Usyk, por su parte, se mostró sereno y, con humildad, dedicó su victoria a su madre, quien ha sido su pilar fundamental a lo largo de su carrera. Durante su entrevista, también habló sobre el apoyo incondicional de su esposa y su hijo, quien había ganado un cinturón de judo ese mismo día. En medio de la celebración, el púgil ucraniano fue interrumpido por Daniel Dubois, quien se mostró interesado en enfrentarse a él por los cinturones. Usyk, dueño de los títulos de la CMB, AMB y OMB, no descartó la posibilidad de un enfrentamiento con el británico, dejando claro que la historia de los pesos pesados sigue siendo una batalla entre Ucrania y el Reino Unido. Mientras tanto, Usyk sigue siendo el "Rey de los Titanes", no solo en la Tierra, sino en el Olimpo del boxeo.