De temas que evidencian el sufrimiento culé, más allá de juego y resultados, hay varios. Lesiones de jugadores, retraso en las obras del
Camp Nou y dispensa de pagar la sanción por retraso en estas, conflicto con la grada de animación, déficit de
91 millones y desacuerdo con el auditor, asambleas 'online' y no presenciales, inscripciones pendientes, etc. La lista podría alargarse, pero me permitirán que de esta semana me quede con una historia que me llamó la atención y me despertó un punto añadido de admiración hacia una de las jóvenes estrellas del actual
Barça,
Lamine Yamal. Leía no hace muchos días en
Mundo Deportivo el detalle que el joven jugador azulgrana había tenido con los chicos y chicas de La Masia. Una de las marcas que le patrocina, fabricante de auriculares, le propuso repartir unos auriculares de última generación a sus compañeros del primer equipo. La respuesta de
Lamine fue que quizás mejor que a sus compañeros del primer equipo, el obsequio se podía hacer a los jóvenes que viven en
La Masia, y dicho y hecho. Me parece un gesto extraordinario y cargado de sensibilidad, y, sobre todo, un gesto que habla de un carácter y una forma de ser donde los valores, los famosos valores, que el
Barça debería practicar a todos los niveles, no son teoría, sino que, al menos en
La Masia, tienen ejemplos vibrantes. No sé si la decisión es del propio jugador, quiero pensar que sí, o de su familia o de los asesores que, seguro que ya tiene en estos momentos, pero no importa, la cuestión es que al final él debe de tener la última palabra. Un gran jugador de fútbol con un gran gesto. De hecho,
Navidad debería ser un poco esto... ¡
Feliz Navidad!
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