En esta ciudad de la desproporción y de la ausencia notoria del sentido de la medida que existía antaño no hay asociación, hermandad o barriada que no tenga su heraldo o cabalgata. Éste que suscribe se crio en San Diego, que no estaba precisamente en el Centro. Por allí no pasaban los Reyes Magos en carrozas y los niños de mi barrio no perdimos la ilusión por ello, ni nos causó trauma alguno porque todos, con nuestras familias, cogíamos el 12 o el 15 de Tussam, que nos dejaba por la Ronda en la tarde del 5 de enero para ver la Cabalgata en mayúsculas. La del Ateneo, que es la de toda la ciudad, por eso es fiesta mayor...
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