Argentina ha recibido esta semana el primero de los 24 cazas F-16 con los que va a modernizar su fuerza aérea, en lo que supone la adquisición más importante de las últimas décadas realizada por el ejército del país hispanoamericano. Eso sí, el avión ha llegado desmontado por piezas y es de segunda mano. Todo según lo previsto en una intrincada operación comercial y militar.
En el acto de recepción del caza (cuyas piezas llegaron a Argentina en las tripas de un avión Hércules), el ministro de Defensa, Luis Petri, destacó que la adquisición de este F-16B MLU Block 10 es "la compra más importante desde la vuelta de la Democracia".
Petri destacó la relevancia de esta adquisición en un contexto de décadas de abandono para las fuerzas armadas argentinas. "Durante los primeros 20 años desde la recuperación de la democracia hubo un desfinanciamiento, y en los últimos 20, se sumó una persecución", señaló. Ahora, el objetivo es preparar a las Fuerzas Armadas para enfrentar desafíos como la protección de fronteras, la vigilancia de la zona económica exclusiva, el combate contra el terrorismo, los ciberataques y el control del espacio aéreo.
La flota de aviones se ha comprado en realidad a Dinamarca e incluye 24 aeronaves, armamento, equipos de apoyo, cuatro simuladores de vuelo, ocho motores y repuestos garantizados por cinco años. Además, el acuerdo prevé la capacitación integral de pilotos y técnicos para garantizar la operatividad y el mantenimiento de este moderno sistema de armas. Este programa también incluye tecnología avanzada en comunicaciones y guerra electrónica, fortaleciendo las capacidades del país en un escenario global complejo.
Cuando sea montado, el avión servirá para entrenar a los pilotos argentinos para la llegada del resto de la flota, a lo largo de 2025. La adquisición se selló finalmente el pasado 6 de diciembre entre el ministro Petri y el embajador de los Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, lo que supone, según el canciller, "un antes y un después en la defensa". Con estos aviones, Argentina se convierte en el 29 país en operar el caza de cuarta generación más exitoso del mundo.
La firma del acuerdo pone fin a una larga negociación a tres bandas. Los aviones, fabricados por el líder Lockheed Martin, fueron vendidos por Estados Unidos a Dinamarca, que les ha dado todo el uso que ha podido hasta que decidió sustituirlos de forma paulatina por los más modernos F-35 de quinta generación. Pese a que los F-16 son viejos y pertenecen a las primeras versiones, los expertos consideran que aún están en buenas condiciones y podrían volar durante una década más tras someterse a una modernización para mantenerlos en forma. Y en ese proceso se ha embarcado ahora Argentina.
Detrás de la venta hay también una operación política en la que Washington se ha movido con rapidez para frenar las aspiraciones de China. El anterior gobierno kirchnerista dirigido por Alberto Fernández estaba evaluando la adquisición de los aviones de combate chino-pakistaní JF-17 Thunder y aviones de combate ligeros Tejas de la India para reemplazar sus viejos Mirages, ya fuera de servicio.
La incorporación del F-16 sitúa ahora a Argentina en la órbita de Estados Unidos. La participación directa del presidente, Javier Milei, en la operación ha sido clave. El F-16, reconocido por su capacidad supersónica y versatilidad en combate, será la columna vertebral del sistema de defensa aérea argentino.