Tres hombres y una mujer, de entre 40 y 50 años, cada uno con su rol perfectamente establecido. Esa era, a trazo grueso, la carta de presentación de una banda dedicada a robar tarjetas bancarias en los cajeros, sin violencia ni dispositivos electrónicos , solo con la persuasión y un truco más viejo que el tebeo: el del cambiazo. Los cuatro llegaron a robar más de 30.000 euros en al menos doce hechos delictivos, cometidos en Rivas Vaciamadrid, Tres Cantos, Becerril de la Sierra, Torrejón de la Calzada, Madrid capital y Parla, además de Tobarra (Albacete) y Alguazas (Murcia). Ahora, tras ocho meses de investigación, la Guardia Civil les ha dado caza, acusados todos de hurto, estafa y pertenencia a grupo criminal. Fue en un cajero de la localidad de Rivas, cuando una mujer de 65 años se percató del engaño. Era el mes de mayo y aquella denuncia sirvió a la postre para conectar este suceso con otros de similares características y llegar así hasta la identificación de los responsables. Dos de ellos seleccionaban a las víctimas, personas de avanzada edad o que se encontraban solas a la hora de sacar dinero. Cuando tenían claro a quién abordar, entraba en escena el autor material de la sustracción, encargado de acercarse a su presa con la excusa de que se había dejado una operación abierta. Con el anzuelo lanzado, llegaba el truco final: el inesperado 'cliente' pedía introducir de nuevo la tarjeta e insertar su número PIN y finalizar así su gestión. Un momento de confusión que aprovechaba para realizar un cambio de tarjeta con la de la víctima, engañado previamente a fin de que la extrajera. La banda contaba con una decena de tarjetas de diferentes entidades bancarias para evitar ser descubiertos en los primeros compases. Tras ello, realizaban numerosas retiradas en efectivo y compras hasta que el afectado caía en la trampa y cancelaba la tarjeta. Los autores, precisamente, reutilizaban las cartulinas sustraídas para encadenar robos, hasta el punto de cometer varios delitos en un solo día en diferentes provincias. En los registros realizados en sus casas de Manzanares el Real y Madrid, los agentes hallaron varias tarjetas denunciadas, teléfonos adquiridos de forma fraudulenta y 1850 euros en metálico. Por todo ello, estos magos del cambiazo ya solo pueden actuar en el economato de la prisión.
