Yo fui un crío de provincias que tuvo una trenca de color verde botella, para varios fríos. Aquel fui que también tuvo la infancia muy descerrajada a la calle, sin saber que nutría la última generación que jugaba en las aceras. Yo fui un forajido ingenuo que llegó a tener bicicleta, por Reyes, pero no una BH, que era el BMW de las bicis, sino una Torrot, que era la versión proletaria y todoterreno de la otra. De modo que yo fui, en general, un cliente de los Chiripitifláuticos, aquel programa para niños en los primeros años setenta, que puso estribillo de contento a nuestras tardes a la orilla del color y el calor de los cromos de Pirri o...
Ver Más