El dilema del erizo. El filósofo Arthur Schopenhauer teorizó sobre la "distancia óptima" en las relaciones humanas, asemejándolas a la relación entre un grupo de erizos en un día de frío invierno. El equilibrio consiste en conseguir acercarse lo suficiente para darse calor y evitar la soledad, pero salvando el peligro de lastimarse los unos a los otros clavándose mutuamente las púas de su cuerpo. El PSOE y José Luis Ábalos viven atrapados en esta parábola. Necesitan estar lo suficientemente alineados para combatir a un enemigo común, Víctor de Aldama, pero sin proyectar un alineamiento excesivo que acabe por perjudicarles.
El partido rompió con quien fuera su secretario de Organización a finales del pasado mes de febrero, hace diez meses, cuando se produjo la detención de su mano derecha, Koldo García. Se intentó una mediación para que Ábalos se marchara del Grupo Socialista motu proprio, pero no prosperó y se escenificó la ruptura total con la apertura de un expediente de suspensión de militancia. Una ruptura que causó una primera sensación de incomprensión entre la militancia que se disipó tan pronto como se fue revelando la implicación del exministro de Transportes en la trama.
El PSOE exhibió entonces su contundencia como un mecanismo de defensa para asegurar que se había levantado un cortafuegos ante el menor indicio de corrupción en el partido. Se encargó una auditoria en el Ministerio, por su actual titular, Óscar Puente, que inculpó todavía más a Ábalos en el caso de las mascarillas. Pero esta estrategia cambió abruptamente cuando Aldama comenzó a apuntar a presuntos amaños en la contratación pública. Entonces, desde el Gobierno se estableció una suerte de pacto de no agresión con Ábalos y se viró de la inculpación a la exculpación. El mismo Puente se ocupó de desmontar las graves acusaciones vertidas por el "nexo corruptor" a través de su cuenta de X, con escaso valor probatorio a nivel judicial, pero con un impacto notable a nivel mediático y de la opinión pública. Por su parte, el exministro se limitó a negarlo todo ante el juez y no "disparó" contra el Gobierno ni contra el partido.
Sin embargo, las explicaciones de Ábalos no convencen ni a la Fiscalía ni al magistrado del Supremo, que ha decidido avanzar en la investigación del que fuera secretario de Organización del PSOE cursando el suplicatorio para poder hacerlo. En este punto, su partido se enfrenta de nuevo al dilema del erizo y ha marcado la distancia suficiente para no verse perjudicado. El PSOE avalará este paso. "Nosotros vamos a votar a favor de ese suplicatorio, porque lo que queremos es que la Justicia vaya hasta el final, que lo haga cuanto antes y que determine dónde están y cuáles son las responsabilidades de cada uno de los implicados en este asunto. Ya pedimos en su día el acta al Sr. Ábalos y ya no está bajo la disciplina del PSOE y es muy libre hacer de lo que considere oportuno para su propia defensa", ha asegurado el portavoz socialista, Patxi López, en una entrevista en RNE.