En el Perú, la tradición de disfrutar comida recalentada tras la cena navideña es una costumbre arraigada. Pavo, cerdo y guisos rehechos se convierten en los favoritos del día siguiente. Sin embargo, consumir alimentos recalentados puede tener consecuencias negativas para la salud.
Aunque esta práctica es común y permite aprovechar al máximo las delicias de la Navidad, los especialistas advierten sobre los riesgos de los alimentos recalentados. Existen múltiples males que pueden generarse, sobre todo cuando los alimentos no se almacenan ni recalientan correctamente.
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Georgina Fresia Ríos Estremaydoro es una nutricionista del portal Salud en Casa que conoce las consecuencias de los alimentos recalentados. En una entrevista para la Agencia Andina, mencionó que “cuando las comidas se cocinan y se dejan enfriar en la misma olla, pierden nutrientes, como vitaminas y minerales. Al ser guardadas y conservadas en el refrigerador después de varias horas, muchos microorganismos toxinfecciosos pueden actuar sobre los alimentos expuestos al ambiente, convirtiéndolos en un riesgo para la salud”.
Entre las posibles consecuencias del consumo de comida recalentada se encuentran dolores estomacales, diarreas y, en casos extremos, la formación de compuestos que podrían aumentar el riesgo de enfermedades crónicas.
El proceso de recalentar los alimentos afecta su calidad nutricional. “El efecto de recalentar las comidas también aumenta la presencia de dióxido de carbono en ellas, lo que ocasiona, a nivel gastrointestinal, que los alimentos recalentados no puedan ser correctamente asimilados por el organismo. Esto produce radicales libres, compuestos procáncer, en el estómago, el intestino o el colon”, explicó Ríos Estremaydoro.
Además, la pérdida de vitaminas y minerales durante el recalentado reduce significativamente el valor nutritivo de la comida. Esto afecta especialmente a alimentos ricos en grasa o condimentos, como los platillos típicos de la cena navideña: pavo, cerdo, guisos y sopas.
El tiempo y la temperatura son factores críticos. Si las sobras no se refrigeran adecuadamente dentro de las dos primeras horas posteriores a la preparación, los alimentos quedan expuestos al crecimiento bacteriano, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias.
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Los microorganismos, como bacterias y toxinas, proliferan rápidamente en alimentos mal conservados o recalentados de forma incorrecta. Esto puede generar problemas como:
